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'Telecos'

El auditor cuestiona la viabilidad de Telefónica de Argentina

Hace justo un año que los principales ejecutivos de Telefónica comenzaron a modificar sus mensajes sobre Argentina. El país latinoamericano empezaba a dejar de ser una amenaza y los comentarios optimistas sobre la mejora de la economía y del consumo se sucedieron.

Hace justo un año que los principales ejecutivos de Telefónica comenzaron a modificar sus mensajes sobre Argentina. El país latinoamericano empezaba a dejar de ser una amenaza y los comentarios optimistas sobre la mejora de la economía y del consumo se sucedieron.

Los resultados de la filial de Telefónica en Argentina vinieron a confirmar ese sentimiento. El primer trimestre de 2003 se cerró en beneficios, después de las pérdidas históricas del año 2002, y los resultados del segundo fueron incluso superiores. Este buen inicio permitió cerrar el año en positivo, en una recuperación a la que se unieron el consumo y el número de clientes.

Pero el informe de los auditores a las cuentas de 2003 ha venido a frenar en seco este clima de optimismo. Deloitte no aprecia signo alguno de recuperación en las finanzas de Telefónica de Argentina y, por segundo año consecutivo, destaca la existencia de un desfase patrimonial que pone en duda la viabilidad de la compañía.

La auditoría subraya que la compañía tiene un desfase patrimonial de 1.853 millones de pesos

'A 31 de diciembre de 2003 -explica el informe de auditoría-, los activos corrientes son inferiores a los pasivos corrientes en 1.853 millones de pesos'. Que Telefónica de Argentina sea capaz de sobrevivir a esta situación y de hacer frente a sus compromisos a corto plazo depende, según Deloitte, de Telefónica en primer lugar. La matriz es la principal acreedora de la filial, con el 62% de la deuda a corto plazo, así que tiene en su mano seguir refinanciando a su participada. En caso contrario, Telefónica de Argentina tendrá que demostrar su capacidad para lograr fuentes alternativas de financiación.

Deloitte no especula sobre la posibilidad de que la filial consiga esa financiación adicional que necesita o no; se limita a describir la situación. Y a su juicio el patrimonio de Telefónica de Argentina a 31 de diciembre de 2003 'genera una duda sustancial respecto de la capacidad de la sociedad de continuar como una empresa en marcha'.

Compromiso de la compañía

La filial de Telefónica no exime su responsabilidad y reconoce en el informe de auditoría que la opinión de Deloitte se ajusta a la realidad. La compañía se compromete, como ha hecho en el pasado, 'a efectuar sus mejores esfuerzos' para seguir atendiendo sus compromisos de pago a corto plazo, pero advierte que no puede garantizar que el resultado final sea positivo.

En favor de la operadora cuenta su trayectoria histórica. Ya en las cuentas de 2001 los auditores detectaron problemas de financiación y apelaron al respaldo de su matriz para solventarlos. En 2002 el informe fue más negativo, ya que por primera vez se detectó y cuantificó el agujero. Pero Telefónica de Argentina no se quedó parada ante estos comentarios y ha realizado un mínimo de cuatro emisiones de obligaciones con el objetivo de alargar los vencimientos de la deuda más inminente.

Hasta ahora, por tanto, Telefónica de Argentina ha logrado sortear el peligro, pero el informe de Deloitte deja claro que el esfuerzo no ha sido suficiente y que tendrá que seguir haciéndolo.

La situación de Telefónica de Argentina se resolvería con una inyección de fondos por parte de su matriz. Según la auditoría, este hecho no puede darse por cierto, puesto que Telefónica todavía está evaluando las alternativas de financiación disponibles, 'incluyendo la posibilidad o no de refinanciar a largo plazo sus créditos corrientes' con la filial, 'así como el eventual otorgamiento de financiación adicional'.

En este caso, también el pasado puede dar una pista de cuál va a ser la actitud de Telefónica y por ahora nunca ha inyectado fondos adicionales en su participada. Hay, además, varias declaraciones de altos ejecutivos de la operadora que niegan la bondad de esta salida. Esto no implica, sin embargo, que Telefónica no haya expresado su buena disposición hacia la filial, aunque con otro tipo de actuaciones.

La compañía española, por ejemplo, rebajó el pasado mes de mayo el canon que cobra por dirigir Telefónica de Argentina al 4% del margen bruto, menos de la mitad de lo fijado anteriormente. Y también con la deuda ha demostrado su paciencia.

Telefónica es el mayor acreedor de su filial argentina, con el 62% del pasivo que vence a corto plazo -unos 538 millones de dólares o 440 millones de euros-. Esta deuda vence entre enero y agosto de 2004 y, según el contrato de financiación, incluso podría haber exigido su cobro por anticipado. No lo ha hecho.

Las repatriaciones crecen en 2003

Que Telefónica tenga problemas con los auditores en Argentina no implica que este país en particular y Latinoamérica en general haya dejado de ser un buen negocio para la operadora. Según los datos comunicados la semana pasada con motivo de la presentación de resultados, la compañía repatrió el año pasado de América Latina 1.300 millones de euros.Esta cifra es superior a los 1.431 millones de dólares repatriados el ejercicio anterior, por lo menos al cambio actual de la divisa europea, que deja el total en 1.173 millones de euros. El flujo de fondos procedentes del otro lado del Atlántico demuestra, por tanto, la recuperación de las economías de la zona y la capacidad de Telefónica para gestionar el riesgo en estos países. Las repatriaciones constituyen la mejor prueba de los rendimientos que se consiguen sacar de un país e incluyen los dividendos, los honorarios por gestión y el cobro de los intereses y el principal de créditos.Aunque la operadora no especifica la procedencia por países de estos flujos, la mayoría provienen de Brasil. Telesp ha cerrado un año histórico en el pago de dividendos y las cifras lo han corroborado.Los 1.300 millones repatriados en 2003 suponen el 52,4% del flujo de caja generado por las operadoras latinoamericanas ese año. Fueron 2.481 millones de euros y Brasil también fue el primer contribuyente. La filial del país carioca aportó 1.295 millones a esta cifra, seguida muy de lejos por los 434 millones de Argentina, los 385 millones de Perú y los 368 millones de Chile.

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