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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Aprovechar el acelerón

El espectacular aumento de las ventas de coches en España es un síntoma de solidez, del sector y de la economía en general. Que a un enero récord le siga, como ha ocurrido este año, el segundo mejor febrero de la historia -con un aumento de ventas del 22,5%-, se puede considerar una evolución excelente sin miedo al error. Esta fortaleza de la demanda, con récord también de compras por particulares, se sustenta, además, en que febrero encadena el noveno mes consecutivo de crecimiento. Y es más significativa si se compara con las caídas experimentadas por los principales mercados en Europa.

El mercado español está destinado a superar pronto, y sin complejos, la cota del millón y medio de vehículos al año -1,383 millones en 2003-. Salvo sorpresas negativas, este año rondará esa cifra. Sin embargo, los responsables del sector hacen bien en no lanzar las campanas al vuelo. La patronal Anfac pronosticó ayer un crecimiento del mercado del 3% este ejercicio. Es una proyección modesta, ante un avance superior al 16% en lo que va de año, pero no exenta de realismo. Y esto se debe a simples razones estadísticas: la fuerte recuperación del mercado se empezó a hacer notable el segundo semestre de 2003, con lo que los incrementos serán menores en la segunda parte de 2004. Pero también porque el sector afronta riesgos que conviene no ignorar, como precisamente la debilidad del entorno europeo y, por tanto, de los principales clientes. Y eso a la vez que se sustenta en dos pilares virtuosos, pero coyunturales: las ayudas del nuevo Prever y unos tipos de interés históricamente bajos.

En plena fiebre de deslocalizaciones, el líder europeo, Volkswagen, acaba de anunciar que Seat abandona sus planes de crecer en el segmento de deportivos al tiempo que otra filial, la checa Skoda, abre una planta en India y proyecta otras en Irán y Kazajistán. Es sólo un síntoma. El sector español está obligado a aprovechar la fuerte demanda para reforzar sus fortalezas, pero también para resolver sus debilidades.

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