Más empleo, pero todavía precario
Laura tiene 28 años y se diplomó en Trabajo Social hace cinco años. Desde entonces ha encadenado dos trabajos temporales en la misma empresa. Cuando empezó a trabajar le hicieron un contrato de trabajadora social en prácticas de seis meses. Cobraba 600 euros netos por nueve horas de trabajo de lunes a viernes y tres horas los sábados alternativos. El horario siempre era más extenso del pactado y 'hacía de todo menos actividades de trabajo social', asegura.
Fue despedida y recolocada en la misma empresa, pero, lejos de mejorar, sus condiciones empeoraron sustancialmente. La empresa había sido subcontratada por un ayuntamiento de un pueblo madrileño y le hicieron un contrato por obra (temporal) a tiempo parcial, de cuatro horas diarias. Por lo que cobra 350 euros netos al mes.
Este caso ejemplifica la principal preocupación que existe ahora mismo sobre el mercado laboral: el abuso de los contratos temporales. En estos momentos, la cuantía del empleo que se crea no es un problema, ya que se mantienen ritmos de crecimiento de la ocupación de entre el 2% y el 3% en los últimos años.
Ahora bien, ¿qué tipo de empleo se está creando? La duración media de los contratos temporales es de 77 días y un último informe facilitado por la Seguridad Social indica que las bases de cotización (asimilables a los salarios) de las nuevas altas que registra el sistema son un 37% más bajas que las bases de los trabajadores que ya están cotizando.
Gobierno, partidos políticos, sindicatos y empresarios, entre otros, coinciden en que la reforma más urgente del mercado laboral para los próximos cuatro años es conseguir mejorar la calidad del empleo que se cree. Si bien las vías que se proponen para conseguirlo no son las mismas y, además, hay otros cambios que demandan las partes implicadas. En Comisiones Obreras, el equipo de José María Fidalgo tiene claro que, tras algunos intentos fallidos de atajar la temporalidad con reformas legales, es hora de explotar la vía de la Inspección de Trabajo. En opinión de Miguel Ángel García, responsable del gabinete técnico de CC OO, 'no hacen falta más modificaciones legales, sino reforzar la Inspección para exigir que se cumpla la ley vigente'.
Parece generalizada la idea de que no existen fórmulas mágicas para atajar la temporalidad. Sin embargo, el PSOE ha incluido entre sus propuestas una medida novedosa. Se trataría de establecer estímulos en forma de incentivo para la conversión de contratos temporales en contratos a tiempo parcial.
Precisamente el poco peso del empleo a jornada parcial es otra de las quejas de todos aquellos que tienen algo que decir en el mercado. Sólo ocho de cada cien trabajadores tiene un contrato a tiempo parcial. Los expertos apuntan a este tipo de empleo como una bolsa potencial de empleos, sobre todo para las mujeres, muy importante.
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, también ha opinado que el Gobierno no debe acometer ninguna reforma legal en materia de empleo. De hecho puso como ejemplo 'las cuatro reformas del contrato a tiempo parcial en las dos últimas legislaturas, que no han servido para nada'.
De esta forma, Méndez quiso lanzar una advertencia al partido que gane las elecciones para que no tomen la iniciativa a la hora de reformar la legislación laboral, sobre todo en materia de negociación colectiva, al considerar que dicha iniciativa debe recaer sobre los empresarios y los sindicatos.
Dicho esto, desde CC OO se cree que es sí es necesaria una reforma de los convenios que dé más poder a los acuerdos de carácter sectorial y a los de empresa, en detrimento de los de nivel provincial y autonómico, que son los que marcan la pauta en la actualidad.
Desde las filas patronales, las peticiones están empezando a cambiar. En lugar de la eterna demanda de rebaja generalizada de cotizaciones como elemento imprescindible para crear más empleo, las peticiones son otras. El presidente de la patronal CEOE, José María Cuevas, ha dado recientemente la señal de alarma al advertir que las empresas españolas 'ya no están en condiciones' de ser competitivas a base de ofertar 'costes más bajos', porque en los últimos años se ha convertido en un país con un alto nivel de renta, lo que repercute en sus costes laborales, fiscales, administrativos. La alternativa que pide Cuevas es que desde el Gobierno se dote a las empresas de más flexibilidad. Esto se traduce, más que en la capacidad para despedir lo más barato posible, en la posibilidad de adaptar los horarios, los turnos y la distribución del personal.
A esto hay que añadir una petición conjunta de empresarios y sindicatos: más inversión en I+D+I y, sobre todo, en formación continua de los trabajadores.
Las nuevas generaciones de empresarios también demandan otras cosas a los futuros responsables económicos. Pau Collado, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de CEOE, pide que la Administración fomente el espíritu empresarial implantando una asignatura en la enseñanza secundaria y una cátedra en las universidades desde donde se enseñe a crear empresas.
También pide Collado 'la creación de una red de inversores privados, el fomento del capital riesgo y más apoyo a la internacionalización de las pequeñas y medianas empresas'.
Tras la creación de más de cuatro millones de puestos de trabajo desde 1996 surge el reto de seguir creando empleo, pero de más calidad. Los agentes del mercado laboral reclaman al futuro Gobierno atajar el abuso de la temporalidad, más flexibilidad en la organización del trabajo e inversiones en formación y tecnología.
'Rebajaremos un punto las cotizaciones de los nuevos fijos'
El Partido Socialista quiere centrar su política de empleo en atajar los abusos de la temporalidad. Ramón Jáuregui ha sido uno de los ideólogos del programa en materia laboral. Sus propuestas son concretas y con ellas el PSOE confía en crear empleo de calidad.P ¿Cuál es la reforma más urgente que necesita el mercado laboral español?R Lo más urgente es establecer un acuerdo que contemple la reducción de la temporalidad. Este acuerdo debería incluir también una nueva regulación de los contratos, sobre todo de los temporales, de manera que la ley incorpore la causalidad del contrato eventual. También buscaremos la aplicación informática para que los servicios del Inem detecten el sucesivo encadenamiento de contratos temporales injustificados. En estos casos la sanción será la conversión de estos contratos en fijos de manera automática.P Pero quien finalmente contrata es el empresario, así que, además de reformas legales, ¿qué incentivos establecerán a la contratación fija?R Queremos rebajar un punto la cotización de todos los nuevos contratos indefinidos. A esta rebaja se sumarán determinadas bonificaciones que se mantendrán para los contratos fijos de algunos colectivos con dificultades de inserción laboral.P La reforma de los convenios ha sido la única que el Gobierno del PP no ha logrado consumar. ¿Cree el PSOE que esta reforma es necesaria y en qué sentido?R Nuestra propuesta en esta materia es relativamente ambigua con toda intención. La clave está en acercar la negociación colectiva a la empresa, pero eso hiere sensibilidades hasta dentro del PSOE. Sí tenemos claro que los convenios deben incorporar el porcentaje de empleo temporal que puede admitir la empresa. Se trataría de establecer acuerdos sobre población laboral en la empresa.P ¿Qué otras cosas pretende cambiar el PSOE en materia laboral?R Hay que regular la subcontratación, de manera que se establezcan responsabilidades más exigentes a los contratistas. Otro de los asuntos importantes es fomentar la empleabilidad desde la flexibilidad, pero que ésta sea negociada con el trabajador.
Un mercado laboral en auge, pero con riesgos
España tiene ahora más trabajadores que nunca, 16,86 millones de personas tienen un empleo. De éstos, 13,75 millones son asalariados que trabajan para 932.200 empresarios. Además, existen 1,8 millones de trabajadores autónomos que no tienen asalariados.La economía española está ligada al sector servicios. El 64% del total de ocupados trabaja en alguna rama de dicho sector.Tras las fuertes reconversiones industriales de principios de los ochenta, la industria española se reubicó hasta quedarse con los tres millones de ocupados que cuenta ahora. Estamos, sin embargo, en la antesala de un nuevo azote al empleo industrial motivado por la deslocalización de empresas hacia países del Este con menores costes laborales y condiciones fiscales más atractivas. En 2003 este sector fue el único que destruyó empleo, casi 100.000 puestos de trabajo.En materia de calidad en el empleo, la preocupación general es el abuso de los contratos temporales. Desde hace ocho años, tres de cada diez trabajadores son temporales. Pese a los numerosos intentos de atajar esta situación, con rebajas de costes (del despido y de las cotizaciones) de los contratos indefinidos, algunos incrementos de cuotas y de indemnizaciones a los contratos temporales de corta duración, nada ha sido del todo efectivo hasta el momento. Aunque el fomento del empleo fijo ha impedido que este problema sea mayor.Aun así, los costes laborales y las indemnizaciones por despido siguen siendo las más elevadas del entorno de la Unión Europea, mientras que los salarios son también de los más bajos.
Lo que viene. Cambios importantes para el futuro
1 Habrá dos debates inevitables. En la próxima legislatura se abordará la necesidad de reducir los costes laborales, ya sean las cotizaciones o las indemnizaciones por despido. Las empresas buscan mejorar su competitividad ante la ampliación europea y ésa es la vía más fácil. El segundo gran debate será la reforma de los convenios, que no logró hacer el PP esta legislatura.2 ¿Cómo acabar con el abuso de la contratación temporal? Entre las fórmulas que se proponen están reforzar la inspección, incentivar la conversión de empleo temporal en contratos fijos a tiempo parcial o la eterna rebaja de costes de los contratos indefinidos a modo de incentivo.3 La inmigración seguirá siendo clave. Uno de cada cuatro nuevos afiliados es inmigrante. Sus condiciones laborales inferiores, en la gran mayoría de los casos, están tirando hacia abajo la base media de cotización. Acabar con esta situación será uno de los retos que se plantean.4 El Gobierno y, sobre todo los empresarios, tendrán que aumentar necesariamente las inversiones en tecnología y formación para evitar la deslocalización masiva de empresas o, de lo contrario, el tejido productivo español podría sufrir daños irreparables.
'Reduciremos la tasa de temporalidad del 30% al 15%'
El PP cree que ha acertado en la política de empleo durante los pasados ocho años. Un total de 4,3 millones de nuevos empleos avalan esta idea. La calidad del nuevo empleo sigue siendo una asignatura pendiente.P ¿Qué política de empleo prepara el PP si gana?R Hace ocho el Gobierno del PP inició una senda de creación de empleo que invirtió la situación. Hoy hay cuatro millones de empleos más y 1,5 millones de parados menos. Para llegar a ello abandonamos una política de fomento de protección de los parados y la sustituimos por más políticas activas. Esa filosofía de fondo ha funcionado y es la que mantendremos si ganamos las elecciones. El objetivo será crear otros dos millones de empleos.P Pero la temporalidad sigue siendo una de las grandes lacras del mercado laboral...R También se ha invertido esta tendencia. En 1995 se hicieron 365.00 contratos indefinidos y en 2003 se firmaron 1,25 millones de contratos fijos. En este tiempo la tasa de temporalidad ha caído cinco puntos y queremos reducirla aún más, del 30% actual al 15% al llegar a 2010.P ¿Qué harán para combatir el abuso de los contratos temporales?R Exploraremos todas las posibilidades de diálogo social para firmar un acuerdo nacional por el pleno empleo.P ¿Qué medidas debería incluir ese acuerdo?R No acudiremos a negociar con condicionamientos previos. No habrá una agenda preestablecida antes de sentarnos a dialogar. Pero habrá que seguir trabajando para conseguir mayor estabilidad; para que el paro de las mujeres se reduzca sustancialmente y se siga creando empleo para los discapacitados.P La reforma de la negociación colectiva es la asignatura pendiente del PP. ¿La retomará si gana las elecciones?R La negociación colectiva debe ser cada vez más flexible, aunque el Gobierno debe limitarse a generar el marco adecuado para negociar convenios, pero sabiendo que los protagonistas son otros: empresarios y sindicatos.