El dinero busca más rentabilidad en el Este
La Bolsa de Madrid duplicó su valor en 1986, el año en que España se incorporó a la entonces Comunidad Europea. En el lustro siguiente (1986-1990) la economía creció de media un 4,5% y la rentabilidad bursátil fue del 24,5% anual, animada por la afluencia de capital extranjero.
La Bolsa de Madrid duplicó su valor en 1986, el año en que España se incorporó a la entonces Comunidad Europea. En el lustro siguiente (1986-1990) la economía creció de media un 4,5% y la rentabilidad bursátil fue del 24,5% anual, animada por la afluencia de capital extranjero. ¿Se repetirá la historia con los nuevos socios comunitarios? De ser así, inversores y empresas españolas, si juegan bien sus cartas, pueden ganar más que perder en la nueva Europa de los 25.
Uno de los últimos ladrillos simbólicos del muro de Berlín caerá el próximo 1 de mayo. Ocho países del antiguo bloque comunista (Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania), junto con Chipre y Malta, ingresarán en la UE. A falta del acto formal de la adhesión, los efectos beneficiosos de la ampliación para la región se empiezan a notar. Multinacionales desembarcan en el Este, donde los costes laborales, con trabajadores cualificados, son menores. Además la entrada de dinero a través de fondos de inversión a estos mercados alcanza récords de los últimos cuatro años y las Bolsas de la región gozan de buena salud. El índice MSCI Europa del Este, por ejemplo, gana un 72,18% en un año.
Los nuevos miembros aportarán el 20% de la población total de la nueva UE y contribuirán con el 5% del PIB. A pesar de que la aportación aún es poco relevante, lo cierto es que las economías de los países convergentes estrenarán su nueva condición con un crecimiento medio en 2004 dos veces mayor que el de sus socios, según previsiones del FMI.
Las Bolsas de la región ya han descontado gran parte de los beneficios de ser miembros de la UE, pero los analistas prevén que con la formalización de la adhesión aumente el interés de una nueva base de inversores por estos mercados, lo que prolongaría la buena racha de éstos, con ganancias estimadas en el total de este ejercicio de entre el 15% y el 20%. No obstante, los expertos advierten de que estas economías son aún emergentes, con desequilibrios fiscales y presupuestarios, por lo que el atractivo de la región en el largo plazo dependerá de la capacidad para cumplir con los requisitos para ingresar en el euro, proceso previsto para 2008.
Desde el punto de vista empresarial, la deslocalización es el principal riesgo de la ampliación. Algunas empresas como la coreana Samsung ya han cerrado su planta en España para instalarse en el Este. Sin embargo, los empresarios y las cámaras de comercio españolas creen que la entrada de nuevos socios a la UE conllevará más oportunidades de negocio que desventajas. Construcción, textil, calzado, aceites, vinos y conservas son algunos de los sectores que con más optimismo contemplan la ampliación al Este.
Las empresas de electrónica y de automóvil son algunas de las que podrían verse más afectadas al tener que competir con mercados más baratos. Luis Valero, director general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac), señala que la clave para competir es la flexibilidad más que las diferencias salariales. Valero reclama, además, un mejor tratamiento fiscal y la mejora de las infraestructuras comunitarias.