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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los cambios de ciclo

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Un lugar común como éste se origina en la memoria selectiva de nuestro cerebro, la que discrimina las cosas que queremos recordar de las que no, y la que otras veces nos martillea con aquello cuya memoria no podemos esquivar. Por eso, y porque la economía es una cuestión, básicamente, de ciclos se tiende a pensar, en los momentos complicados, que las fórmulas que funcionaban antaño volverán a hacerlo.

El dólar fuerte, el control de los mercados a través de los tipos de interés, la productividad como paradigma del desarrollo económico y empresarial, las nuevas tecnologías... Con estos mimbres se construyó la bonanza económica de años pasados y también se infló la burbuja. La cosa terminó por las bravas.

Ahora no se trata de preguntarse cómo volver al antiguo modelo, sino de plantearse nuevas preguntas. Qué amenazas y qué nuevas fuerzas han de afrontar las economías mundiales y, por ende, los mercados. Las ruinas de un modelo económico, o de una tecnología productiva, son los cimientos del siguiente sistema, que solucionará las debilidades del anterior y engendrará nuevos problemas que propiciarán su deterioro.

Es lo que se llama la destrucción creativa. Un término que, como tantos otros conceptos económicos, ha sido solapado por el cortoplacismo. Los mercados, supuestamente, incentivan a las empresas a funcionar de forma eficiente por aquello del palo y la zanahoria. Pero no es el caso.

Dos, tres meses es un plazo insoportable de puro largo a ojos de los mercados. Si la causa está en la voracidad del mercado, o en la miopía de quien gestiona los objetivos, es otra cuestión. El hecho es que, por ejemplo, se juzga a Intel por la proyección de ingresos de aquí a marzo y a Nokia por los teléfonos vendidos en Navidad.

¿Cuál es el problema de este planteamiento? Que se pierde el Norte. Al obviarse los problemas inherentes a modelos anteriores, éstos pueden reproducirse. Es el argumento, nada original, por cierto, de la crisis cerrada en falso. La situación actual es algo que está en el guión. Las cosas podrían haber marchado mejor, por ejemplo, si dos aviones no se hubiesen estrellado contra las Torres Gemelas. Pero tocaban vacas flacas.

Ahora bien, las prisas por solucionar a golpe de talonario lo que podría ser -nada es seguro- el agotamiento de un modelo pueden mitigar la dureza de la crisis inicial para, a medio plazo, provocar un descalabro de mayores proporciones. Por eso muchos economistas se preocupan más de 2005 que del ejercicio actual.

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