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Crónica de Manhattan

Bush ante la prensa

No ha bastado con sacar a Dick Cheney de las sombras de la Casa Blanca y hacerle más visible y responsable ante la luz pública estas últimas semanas. Cuando hace apenas 20 días que George Bush pronunció su discurso sobre el Estado de la Unión y una semana después de presentar el presupuesto, el presidente ha salido a la palestra en una entrevista en Meet the Press con el veterano Tim Russert de la NBC. El programa, muy respetado, tiene una audiencia potencial de cinco millones de personas.

El presidente quiso con esta entrevista, que se grabó el sábado en la Casa Blanca y se emitió el domingo, salir al paso de las acusaciones que los demócratas en campaña le lanzan y, sobre todo, tratar de una vez de ganar los réditos que pensaba que la detención de Sadam Hussein le iba a proporcionar y que no se han materializado.

Las encuestas no son favorables. La semana pasada, la mayoría le daba como perdedor frente al que se perfila como candidato demócrata, John Kerry. Su discurso sobre el estado de la Unión fue recibido con frialdad, sus presupuestos con escepticismo (C´mon guys, get real- Vamos chicos, sed realistas, es el titular de BusinessWeek) y dentro de su partido crecen las críticas. Con respecto a Irak, la comisión de investigación de los fallos del espionaje previo a la guerra, ha dejado mucha insatisfacción porque ni sus miembros son expertos ni las conclusiones se sabrán hasta que hayan pasado las elecciones.

Y con ese peso, frente a Russert, un periodista que suele sacar la hemeroteca ante sus entrevistados para confrontarles consigo mismos, el presidente trató de convencer a los americanos de lo correcta de su actuación. La entrevista, de una hora, se centró en buena parte sobre Irak. El presidente concedió que no se tenía información correcta de los servicios de espionaje pero defendió que había que ir a la guerra igualmente por la posibilidad de que Sadam Hussein desarrollara estas armas ya que tenía capacidad de hacerlo y podría haber tenido un arsenal nuclear.

Bush, sacó su parte menos política y más plagada de mercadotecnia siguiendo uno de los postulados del que fuera secretario de Defensa, Robert McNamara, en los primeros años de la guerra en Vietnam: 'Hay veces que hay que contestar a la pregunta que a uno le gustaría que le hubieran hecho y no a la que le han hecho'.

Así, al mediar la entrevista, Bush reconoció que se estaba repitiendo. Pero esto no impidió que, al minuto siguiente, volviesa a insistir en que Sadam Hussein es un hombre peligroso. A pesar de lo que admitió como fallos de la CIA, Bush dijo que el cargo de su director, George Tenet, no peligraba.

El presidente, que dijo que no tenía intención de perder las elecciones, defendió su agenda económica y dijo que los ciudadanos le votarán porque es el responsable de poner en el camino de la recuperación al país gracias a los estímulos conseguidos por los recortes de impuestos. Negó ser un gran gastador, algo que le critican en su propio partido y dijo que 'a lo mejor' testificaría en la comisión que investiga los sucesos anteriores al 11-S. Por lo que se refiere a Osama Bin Laden, dijo no tener idea si se le atraparía y juzgaría. En febrero, la aprobación del trabajo de Bush cayó al 47% del 56% de enero, según la encuesta Associated Press-Ipsos. La lectura de la siguiente dejará en claro si Bush vuelve a dejarse ver ante la prensa.

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