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Fondos

La inversión en China cobra atractivo entre los fondos

China está de moda. Uno de los cambios experimentados a lo largo de 2003 fue precisamente la aparición de China en la arena internacional como uno de sus principales actores. El coloso emergente empieza a ser medido cada vez más por lo primero y menos por lo segundo. Y los fondos que invierten en China empiezan a menudear.

El número de fondos autorizados para la venta en España que invierten en China apenas supera la veintena. Entre ellos hay uno que, además, está domiciliado en España: el Caixa Catalunya China Fund, un fondo de fondos que no tiene una vida muy dilatada, ya que su creación tuvo lugar a mediados del pasado año y es fruto del cambio en la vocación inversora de un fondo de fondos que previamente invertía en bonos convertibles.

La historia de este fondo es tan corta que no permite hacer otras afirmaciones que las de carácter general que suelen hacerse sobre cualquier fondo que invierta en países emergentes. No debe superar el 15% de una cartera que no pretenda ser extremadamente agresiva.

En realidad, este fondo no invierte sólo en China, sino en el área más amplia conocida como Greater China o Gran China, que incluye además de la China continental, Taiwan y Hong Kong. Su cartera está constituida por fondos con un poco más de tradición en este tipo de inversiones. Por ejemplo, JP Morgan Fleming Greater China, cuya participación en la cartera asciende a un 21,6% (este fondo consiguió en 2003 una rentabilidad de 46%). Otro 15% del patrimonio del fondo lo forma Sogelux Fund Equities China, que acumula en tres años una rentabilidad media anual compuesta de 5%, y en cinco de 9,7%. Las rentabilidades, pues, parece que se dispararon en 2003, pero no resultan tan golosas si se consideran periodos más amplios.

La inversión en China, junto con la que pueda realizarse en la India, es la última frontera (geográfica) de la gestión de activos. El país, como es bien sabido, está consiguiendo unas tasas de crecimiento que podrían calificarse de descomunales y siguiendo, a la vez, un modelo desarrollista que, a corto plazo, resulta muy atractivo, gracias a la mejoría que ha experimentado el entorno macroeconómico mundial, al tirón del consumo, muy fuerte no sólo en China sino en general en las economías del este y sudeste de Asia, a la fortaleza de las exportaciones y a un comercio intrarregional que está creciendo a pasos agigantados. De hecho, una parte muy elevada del crecimiento de las exportaciones japonesas y de los países del sudeste asiático la constituyen las exportaciones a China.

Es bien sabido que los modelos desarrollistas suelen conducir con el tiempo (aunque nadie sea capaz de predecir con qué ritmos) a excesos de inversión, sobrecalentamiento económico, despilfarro de recursos y, finalmente, procesos recesivos y destrucción de capital. China y su entorno están entrando de lleno en una espiral de ese tipo.

Análisis. Los riesgos que suponen ciertas inversiones

Tipos de interés. El pasado año el diferencial de tipo de interés que pagan los Gobiernos de países emergentes sobre la deuda del Tesoro norteamericano se redujo muy fuerte, a pesar de discurrir el segundo semestre en un entorno alcista de tipos de medio y largo plazo.Parmalat. La reciente crisis de Parmalat tampoco parece haber impresionado mucho a los mercados de deuda, pues el diferencial para los bonos BBB a cinco años ha seguido estrechándose y es ahora un tercio de lo que era hace tres meses.Emergentes. La renta variable de esos países también ha subido los doce últimos meses, hasta un 65% en promedio, duplicando las subidas de los índices que representan el conjunto de los mercados de renta variable.

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