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Crónica de Manhattan

Los cuatro de Iowa

Empieza a perfilarse la figura del candidato que en las elecciones presidenciales de noviembre se verá las caras, en nombre del partido demócrata, con George Bush.

Hoy se celebran las primarias demócratas y los ciudadanos de Iowa deben elegir a uno de los seis candidatos en liza para competir por este partido. Realmente, el doctor Howard Dean, ex gobernador de Vermont, el senador John Kerry, el congresista Dick Gephardt y el senador John Edwards, son los que se baten en esta elección que llega muy ajustada a sus últimas horas y se decide en las últimas 48, cuando los indecisos despejen su incógnita.

Cuanto más cerca están las elecciones 'más se nubla la bola de cristal' decía en primera página The New York Times ayer. Y es que el candidato favorito, Dean, pierde posiciones. Las últimas encuestas muestran la erosión de la intención de voto al ex gobernador que puede quedarse con el 20%. Mientras, John Kerry, quien ha esgrimido su experiencia en Vietnam como uno de sus activos y se presenta a sí mismo como el único candidato con experiencia en política exterior, obtendría el 26% de los votos.

Otra sorpresa. El discreto Edwards se haría con el 23% mientras Gephardt quedaría en cuarta posición. Este candidato, en cuya contra juega el hecho de haber ayudado a Bush a redactar la autorización del Congreso para atacar Irak pero que goza de un amplio apoyo sindical, podría retirarse de la carrera si no quedara primero o segundo.

En los últimos días los ataques personales se han agudizado y el discurso político, que sólo converge en la necesidad de echar a Bush de la Casa Blanca, se ha diluido. Incluso Dean, siempre objetivo de las críticas, ha entrado al trapo contra otros candidatos, especialmente los que mas le han atacado, Kerry y Gephardt.

Por que curiosamente, tras Bush, Dean ha sido el blanco de las críticas de casi todos sus oponentes exceptuando a Carol Moseley Brown, que se acaba de retirar y le ofreció su apoyo, y Clark que, de momento, construye su campaña fuera de Iowa, donde ni él ni Joseph Lieberman se presentan, con bastante éxito, sin hacer tanto caso a sus colegas y, sin embargo, enemigos.

El marcaje de sus compañeros y algunos encontronazos con la prensa han puesto freno a la estrella ascendente de Dean, el único opuesto a la guerra, y que recibió un contundente varapalo cuando dijo que EE UU no era un lugar más seguro tras atrapar a Sadam Hussein. El hecho de que apenas días después de la detención se elevara la alarma antiterrorista nacional y que vuelos procedentes del extranjero se cancelaran le daba la razón pero nadie ha querido verlo.

El problema de Dean es que muchos electores, incluso los que dudan en votarle, y parte de su partido, creen que no podrá ganar a Bush por su diametralmente opuesta retórica en política exterior. Dean, que quiere acabar con el recorte fiscal de Bush, no es tan izquierdoso y outsider (tiene el apoyo de muchos congresistas en Washington, el de Al Gore y tácitamente el de Jimmy Carter) al estilo europeo como se ha querido presentar.

En cualquier caso, Iowa tiene un valor casi simbólico. Dice la estadística que es raro que quien gane este estado gane las elecciones. Lo bueno es que puede rebajar el número de candidatos y se pueda dar una imagen mas unitaria del heterogéneo partido.

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