El órdago de Pedro Solbes
El comisario Pedro Solbes ha conseguido lo que pocos creían probable hace apenas un par de meses: que la Comisión Europea lleve al Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) ante el Tribunal de la UE por su decisión de congelar la aplicación a Francia y Alemania de las sanciones previstas en el Pacto de Estabilidad. El pulso dentro de la propia Comisión ha sido tan duro que la decisión fue adoptada con una fórmula que elude el voto individual de todos y cada uno de los miembros del colegio de comisarios. Se pone así en evidencia una vez más la fractura existente dentro del Ejecutivo europeo.
Para Solbes, la impugnación del acuerdo del Ecofin supone un órdago de fin de mandato que le permitirá abandonar Bruselas por la puerta grande si prospera la demanda. El panorama sería muy distinto si el Tribunal no da la razón a la Comisión, pero esta circunstancia parece poco probable.
Lo que se cuestiona no es el análisis de los ministros de Economía (hay que suavizar la aplicación del Pacto de Estabilidad para no estrangular las economías en momentos de crisis) sino el procedimiento utilizado por el Consejo para imponer su criterio. Y en este apartado, el dictamen jurídico previo parece dejar pocas dudas sobre el hecho de que los ministros se extralimitaron en sus funciones al poner en suspenso la aplicación del pacto.
La necesidad de flexibilizar la interpretación del pacto, adaptándola a la evolución de los ciclos económicos, es una asignatura pendiente que deberá abordarse pronto. Pero, esta vez sí, utilizando los procedimientos adecuados. A saber: una propuesta de la Comisión que reciba el visto bueno del Consejo. Si hay que adaptar las normas, se adaptan. Pero no se pasa por encima de ellas, sin más.