La tiranía, siempre, de los grandes datos
Se ha convertido en una celebración pagana, como tantas otras, pero gracias a ello las Bolsas cuentan con indicadores que miden el consumo de particulares, como sustento del crecimiento económico. Los Reyes Magos acuden a su cita sin demora. Para las Bolsas la semana de regalos y agasajos está llena de citas y referencias económicas. Vuelve, así, la tiranía de la matemática fría a imponer su designio.
De la continuidad de los primeros fastos, siempre alegres, con que se ha recibido 2004 depende el dictado de los datos económicos. Así lo dejó determinado el ISM de diciembre que se conoció el viernes, primer día hábil de 2004 a efectos bursátiles, tanto en Estados Unidos como en Europa.
La liturgia estadística se inició ayer en Estados Unidos con la publicación de los gastos de construcción de noviembre. Seguirán hoy los pedidos intermedios de noviembre y el ISM de servicios de diciembre. El jueves los operadores más voraces atenderán las peticiones semanales de desempleo y crédito de consumo. El viernes se conocerá el dato más importante de la semana, la evolución del empleo en diciembre. Los expertos esperan un descenso de la tasa de desempleo hasta el 5,8% y la creación de 200.000 empleos.
En la zona euro, el miércoles se publicará la encuesta industrial de diciembre en Francia y las encuestas de confianza de la Comisión Europea de diciembre para todo el área, abarcando tanto el sector manufacturero como el consumo.
El dato de desempleo de Alemania en diciembre se conocerá el jueves, justo el día de la primera reunión de 2004 del Banco Central Europeo. Muy pocos, que es más prudente que decir nadie, esperan cambios en los tipos oficiales.
Tiranía, tiranía del corto plazo. ¿Para qué sirve? Generalmente, para confundir. La apuesta de 2004, como la de otros años, está en la consistencia del crecimiento económico y en su repercusión en consumo interno y resultados empresariales. La derivación inmediata y perceptible en la Bolsa es la valoración de las empresas cotizadas.
Hay luego otros imponderables, como los factores geopolíticos, las convulsiones monetarias, los fallidos empresariales, los escándalos inesperados y los caprichos del futuro. Por eso, la tiranía de las cifras en el corto plazo sólo afecta a los prisioneros del intradía. Allá cada uno con sus posiciones, pero gracias a la confluencia de todos, de unos a corto y de otros a largo, la Bolsa conserva su dificultad eterna, que es algo así como arte de magia. No podemos olvidar, por cierto, que las cifras volverán a golpear oídos y a taladrar páginas en más y más semanas. La rueda no se detiene.