Sorbos de champán a media luz
Un sorbito de champán a media luz era parte de la letra de una canción pegadiza de los setenta ¿o era de los sesenta? Los jóvenes de la época destilaban sensibilidad y romanticismo. Los compositores de letra y música alardeaban de lo sabio y placentero que resultan determinas actitudes cuando su ejecución es lenta, a sorbos, y casi en la penumbra.
Años después las Bolsas desarrollan movimientos y generan comportamientos similares a los de entonces. Huyen de los empachos, propios de estas fiestas, para sentarse a una mesa poco iluminada pero muy bien adornada y pertrechada. Los máximos se repiten un día sí y otro también, pero siempre a pequeños sorbos, como alargando al máximo el bienestar que produce la consecución de un máximo y otro máximo. Son máximos por los pelos, pero máximos.
La situación coincide en el tiempo con el lanzamiento de proclamas y manifiestos bajistas por parte de gestores, analistas y predicadores, que dieron carpetazo a 2003 hace cuatro semanas. A medida que se acerca el cierre del año estos mismos participantes reconocen, en su mayoría, la gravedad de la equivocación, porque en las cuatro semanas la Bolsa ha vivido fenómenos singulares.
Los sabios recuerdan lo peligroso que es hacer caso a la mayoría de agitadores y gestores que tan pronto airean el alza como la baja. Lo lógico, lo fácil de analizar, es el sentimiento contrario. Los que predican la baja es porque antes han vendido sus acciones, y al revés. Desde la segunda quincena de noviembre se han multiplicado los análisis y estudios de situación apostando por la baja, que no ha llegado porque quienes podían o querían vender ya lo han hecho.
Está claro, por tanto, que desde la segunda quincena de noviembre se ha producido un movimiento inverso a lo esperado por la mayoría, porque antes el mercado ya había absorbido y limpiado el papel más nervioso, bullicioso y especulativo. Además, la situación sigue dominada por los especialistas en arbitraje y en derivados. Lejos de buscar la tranquilidad y el sosiego de las vacaciones navideñas, éstos han vuelto a apostar con fuerza por el alza de las Bolsas como se demostró el viernes con la cifra de actividad más alta de la historia española gracias, precisamente, al vencimiento de futuros.
Tal es la desazón que esta circunstancia provoca en determinados gestores, que uno de los más cualificados, en teoría, culpó ayer a la Bolsa de 'aburrirnos con una secuencia cansina de máximos. Lo normal y lo deseable es que el mercado corrija un 10%, porque eso sería bueno'. O sea, que ahora las alzas sientan mal a las Bolsas ¿Será el efecto del champán que no se ha bebido a sorbos como recomendaba la canción?