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Fusión

Los Albertos desvelan una participación mayor en la nueva ACS

La lucha por el control de la primera constructora de España se agudiza. La nueva ACS, fruto de la unión de esta empresa y de Dragados, empieza a cotizar hoy en la Bolsa con dos grupos que se pisan los talones en el reparto del capital.

Corporación Alba, controlada por la familia March, lidera oficialmente la propiedad con el 13,3% del capital. Pero Alberto Cortina y Alberto Alcocer han superado el 5% del capital de Dragados y ello refuerza su posición en la nueva ACS, en la que controlan en torno al 12% del capital, según confirmó una fuente cercana a los empresarios.

En tercer lugar figura el presidente de ACS, Florentino Pérez (con poco más del 5%), cuya gestión es defendida públicamente por los Albertos.

El anuncio de la posición de los empresarios en Dragados fue hecho in extremis, el último día de cotización de la compañía. Hasta la víspera, sólo se conocía que los Albertos tenían el 10,17% de la antigua ACS.

El 24 de septiembre comunicaron que habían duplicado su participación mediante compras en el mercado a través de tres sociedades. Y ello les daba derecho a tres de los 18 puestos de consejeros de la nueva ACS.

En Dragados, hasta la última junta de accionistas que aprobó la fusión con ACS, había un paquete del 6% del capital, declarado por el banco Chase, perteneciente a 'inversores' no identificados.

Los Albertos atesoraron una gran liquidez tras vender un 40% del Banco Zaragozano, por la que ingresaron 450 millones de euros. La última inversión conocida, la de Dragados, tiene un valor aproximado a precios del mercado del pasado viernes, de 150 millones.

El Deutsche Bank adquirió al Zaragozano, ya bajo control de Barclays, un 5% de ACS por 117 millones, que luego vendió 'a clientes institucionales'.

La condena no frena los planes de los empresarios

Los Albertos, condenados por estafa a sus socios en la venta del solar de las torres KIO, en Madrid, están a la espera de que el tribunal Constitucional les de amparo frente a la condena del Supremo. Pero la espada de Damócles de un ingreso en prisión no ha disminuido su vocación de recuperar el trono del negocio de la construcción en España. Artífices del emporio FCC, perdido por la separación matrimonial con las hermanas Koplowitz, no han cesado en su empeño. Apostaron por el Banco Zaragozano y con paciencia consiguieron hacer un negocio colosal con su venta al británico Barclays. Con abundante tesorería han conseguido una posición privilegiada en la primera constructora de España. Y sólo una pena carcelaria podría acabar con esta ambición. No parece que Corporación Alba, que es ante todo una sociedad de cartera, esté dispuesta a pelear por la hegemonía en ACS.

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