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5 Sentidos

Lille se viste de modernidad

La metamorfosis. Lille, al norte de Francia, cambia este año su piel burguesa e industrial por la osadía más delirante e imaginativa, como Capital Europea de la Cultura, título que compartirá con Génova. La ciudad testigo del nacimiento del general De Gaulle, reputada por el carácter simpático de sus gentes, ajenas a la arrogancia parisiense, espera triplicar el número de visitantes gracias a esta iniciativa europea, que desde 1985 promociona sus ciudades a través de la cultura.

Lille aprovechará la oportunidad, conocida la pasada semana, para lanzar 'un nuevo arte de vivir' a través de su propia transformación. Y no sólo en sus calles. Será un derroche de imaginación solidario, que rotará en sus exposiciones y espectáculos por las ciudades de la región de Pas-de-Calais, hoy sumida en el declive industrial.

Un bosque suspendido a 12 metros del suelo sorprenderá el paseo de los transeúntes, envueltos durante el día por cantos de pájaros y por un baile de luciérnagas durante la noche, ejemplo de la 'belleza salvaje, irreal y divertida' que quiere transmitir Didier Fusillier, creador de Lille 2004.

La ciudad rotará las exposiciones y los espectáculos por toda la región de Pas-de-Calais

Jean-Claude Mézières, colaborador del director Luc Besson en el filme El quinto elemento, ha imaginado el camino de estrellas, un astropuerto, pista de despegue hacia el espacio y mostradores de embarque incluidos, que sorprenderán al visitante en mitad de una de las calles más frecuentadas de Lille.

Viajes al futuro y a las antípodas se cruzarán en los mundos paralelos, reproducción del ambiente de ciudades como Shanghai, Nueva York o Buenos Aires, firmada por artistas de diversas nacionalidades, que han querido crear y, sobre todo, recrear el ambiente que inspira su arte.

El aura gris que envuelve la ciudad se transforma en una explosión de color en exposiciones como Flower Power, un homenaje a los años sesenta, que se abrirá al mismo tiempo que una colección de prototipos de coches imaginados desde 1899 y de robots.

Lejos de querer reestructurar una ciudad que ya poseía ópera, museo de bellas artes y teatro, su alcaldesa, Martine Aubry, ha invertido los 80 millones de euros de presupuesto en la renovación de antiguas fábricas y almacenes de las regiones deprimidas, convertidos en casas locuras, reproducciones de talleres de arte, salas de fiestas, residencias de artistas, en los que cada cual encontrará una atmósfera a su gusto.

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