La bola de cristal
Es el momento de la bola de cristal en la que miran los analistas para tratar de buscar tendencias para un año, el que viene, que será muy caliente. Y no sólo porque deba verse el rumbo de la incipiente recuperación económica, sino porque es cuando se debe reelegir, o no, a George Bush presidente.
Tres reputados economistas jefe miraron en público al futuro la semana pasada en el Council of Foreign Relations de Nueva York: Stephen Roach, de Morgan Stanley; Bill Dudley, de Goldmand Sachs, y Ian Morris, de HSBC. Para ellos el paisaje no es tan rosado como la Casa Blanca y el poderoso asesor político de Bush, Karl Rove, animan a pensar. La clave a corto plazo: el consumidor.
De hecho, uno de ellos, el mordaz en sus comentarios Roach (quien se refirió un par de veces al líder del país como president Rove), apenas tuvo ocasión hiló la cuestión electoral a la económica, diciendo que en el segundo semestre del año, cuando más lo necesita Bush, la economía perderá el fuelle que muestra a finales de este año. Dice Roach que este crecimiento no es sostenible y está canibalizando el del futuro. Asegura que el fuerte consumo de bienes duraderos actual se cebará en una caída de su consumo en el futuro. 'No se les llama bienes duraderos por nada, incluso el más autoindulgente de los americanos sabe que son compras para que duren', afirmaba con ironía.
Algo menos negativo, Dudley afirmaba que espera que en 2004 las circunstancias serán cómodas para el consumidor al comienzo del año porque el estímulo de la política fiscal y monetaria llegará hasta primera mitad, pero se rebajará en la segunda. Dudley cree que el consumidor finalmente cederá, aunque para él la clave es la subida de las hipotecas (el interés hoy es del 6,02% en las de 30 años). 'El consumo no se va a mantener y menos con unas tasas de ahorro del 3%. Es insostenible, tiene que subir más allá del 6%', una media histórica ahora rota.
Morris terminaba de redondear la tesis construida entre los tres al señalar que sí habrá mejora en el mercado laboral, pero a un ritmo insuficiente. Morris recordó que es el sector servicios el que más crece. Muchos economistas afirman que el trabajo creado es de 'peor calidad' que el destruido en la crisis. Este economista del HSBC también sostuvo que la subida de las hipotecas anulará el efecto de los recortes de impuestos para los consumidores.
Y mientras el diagnóstico sobre la dudosa sostenibilidad se perfilaba, no se olvidaba el largo, o no tan largo, plazo. Aquí la clave son los déficit. Cree Dudley que no va a hacer falta que llegue el retiro de los baby boomers (los nacidos tras la II Guerra Mundial) para que el barco del presupuesto haga aguas. 'Se deteriora, y si Bush sigue con los recortes, o hace permanentes algunos, habrá más déficit y, por tanto, menos ahorros nacionales y menor inversión y menor crecimiento', aleccionó.
'Los políticos son siempre muy suaves con esto. La situación del déficit por cuenta corriente es insostenible', advierte Roach. Y, sin fisuras, Morris sostuvo la visión negativa de Roach al asegurar que al ritmo actual se puede llegar a un déficit del 8% del PIB. Para este economista, una de las implicaciones es que se tendrá que atraer cada vez más capital extranjero, 'y eso es peligroso'. Que se lo digan al dólar que baja, aunque aún no ha llegado al 1,3 frente al euro que algunos analistas dicen ver en la bola.