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'Guerra del acero'

Bush levanta las sanciones al acero

La Organización Mundial del Comercio (OMC) declaró el 10 de noviembre ilegales las llamadas eufemísticamente por la Casa Blanca, 'salvaguardias' y la UE, Japón y China, entre otros, amenazaron con unas sanciones que comenzarían el 15 de diciembre. El veredicto sin apelación de la OMC aceleró la decisión que Bush tomó ayer y que era defendida por fabricantes de coches, maquinaria y equipos en EE UU, que han visto subir los precios de sus materias primas y han tenido sobrecostres por 680 millones de dólares.

Tras una semana de filtraciones, Bush finalmente deshace lo hecho en marzo de 2002 y desmonta el entramado tarifario a 3.000 millones en importaciones puesto en marcha para proteger a la industria siderúrgica de su país, que desde 1997 había registrado casi 30 suspensiones de pagos y se localizaba mayoritariamente en los llamados Red State (de tendencia mayoritariamente republicana, Ohio y West Virginia, principalmente).

No obstante, el comunicado de la Casa Blanca leído por su portavoz aseguraba que la determinación del presidente se basaba en 'la significativa mejora de la industria americana del acero y unas circunstancias que han variado desde el año pasado', como la consolidación de la industria, los nuevos contratos de trabajo y convenios colectivos más flexibles para el sector. El aumento de la demanda de acero, sobre todo de China y la caída del dólar, que actúa casi como una tarifa, son algunos de los elementos que han variado aunque tampoco se menciona en el comunicado.

Bush justifica la decisión porque la industria siderúrgica ya ha mejorado

La UE fue la primera en reaccionar a la noticia y el comisario de comercio Pascal Lamy hizo oficial el levantamiento de las posibles sanciones comerciales por valor de 2.200 millones de dólares que comenzarían a aplicarse en apenas 10 días. Las sanciones que pendían sobre EE UU eran las más elevadas en la historia de la OMC y las primeras que habría recibido este país. A pesar de eso, Donald Evans, secretario de Comercio, aseguraba ayer, que las tarifas se levantaban porque ya habían surtido los efectos deseados y no era una retirada que pudiera ser tomada como un triunfo por la UE.

Bush advierte que se van a seguir vigilando las importaciones, 'lo que permitirá a esta Administración responder con velocidad a futuros aumentos de importaciones que puedan perjudicar injustamente a la industria'. La Casa Blanca advierte que trabajará en las negociaciones internacionales 'para que se reduzcan los subsidios al acero por parte de gobiernos extranjeros', a la vez que reafirma que los trabajadores de la siderurgia americana 'pueden competir con cualquiera en el mundo mientras se juegue con reglas justas'.

El mensaje interno es importante cara a las elecciones de 2004. No obstante, el peso polític de esta decisión, no apoyada oficiosamente por su gabinete económico, ha dejado de estar claro por los perjuicios a los consumidores. El asesor político del presidente, Karl Rove, ha verificado cómo el apoyo que podría conseguir no compensaba el que perdería. Rove, un inicial defensor de estas tarifas, cambiaba de opinión al ver que las sanciones de la UE afectarían a estados como Florida mientras el sindicato del acero ya había recomendado el voto para el demócrata Dick Gephardt.

Buscando escenario para la noticia

En viaje electoralista y con la decisión filtrada, Bush visitó Michigan el lunes, cuna del automovilismo, y Steel City, Pittsburg, el martes, lo que ha condicionado el calendario de la decisión oficial. En Pittsburg, Bush dijo a los intranquilos empresarios que organizaron una donación, de la que se lleva un millón de dólares, que no había decidido nada.

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