El último símbolo de Enron sale a la venta
¿Precio de salida? 55 millones de dólares. ¿Lo que espera el sindicato de bancos liderado por JP Morgan? Como mínimo, 93 millones. Se trata de un edificio entero de 55 plantas en el centro de Houston (Tejas) que, entre otras cosas, se ha quedado muy grande para los 1.200 empleados que quedan de los 7.500 que trabajaban en la que era la sede de una empresa que fue la séptima de EE UU, Enron.
Así, con la subasta de la casa madre de la diversificada eléctrica, se celebraba ayer el segundo aniversario de su suspensión de pagos. La debacle de la que era un modelo de empresa y miraba al resto con superioridad desde las altura de los rankings, acabó con la confianza de los inversores durante largos meses, estableció la sospecha permanente al frente de las empresas y según William Niskanen, presidente del conservador Cato Institute, 'creó ansiedad general en los mercados, que retrasó la recuperación de las Bolsas y la inversión unos seis meses'.
La caída de Enron, enlodada en cuentas opacas, tergiversadas y operaciones fuera de libros, se llevó por delante las pensiones de sus trabajadores, los ahorros de los inversores, miles de empleos y acabó con Andersen. Además, Enron sólo fue la primera de una serie de bancarrotas y revelaciones de desmanes empresariales.
Dos años más tarde la investigación de lo ocurrido en Enron da un fruto que no termina de madurar.
El día 9 hay una audiencia con el juez Arthur González para que se apruebe el plan de reorganización. Los encargados de este plan han dispuesto que los acreedores de los 66.400 millones reclamados cobren una quinta parte de lo que les corresponde en dinero y acciones de las compañías resultantes, que serán una de gasoductos y otra de generación eléctrica en 2006, cuando se espera que salga de la quiebra.
En el lado de las responsabilidades personales apenas dos ejecutivos de grado intermedio se han declarado culpables de un fraude masivo, aunque tres directivos de alto rango están citados a testificar. Entre ellos el financiero Andrew Fastow, con más de 100 acusaciones en sus espaldas que tiene la vista fijada para el día 20 de abril.
Antes que él, en febrero, y por varias acusaciones de fraude y conspiración se juzgará a su esposa, Lea Fastow, en lo que se espera que sea el juicio que más revelaciones aporte para actuar no sólo en contra de su marido sino también del ex presidente Ken Lay, el ex consejero delegado, Jeff Skilling, entre otros. Aún hoy no hay cargos contra ellos.
Sólo recientemente Lay ha terminado de aportar documentos a la SEC y a mediados de noviembre el investigador de la quiebra, Neal Batson, redactó un informe en el que asegura que Lay y Skilling son responsables de no ejercer la labor de supervisión que se les suponía.
Batson responsabiliza a los abogados que permitieron que se pusieran bajo la alfombra las pérdidas y se engañara a los inversores, la auditora que ya ha sido juzgada y a los ejecutivos. El juez González ya ha dado permiso para que basándose en este informe los acreedores puedan ir judicialmente contra las dos firmas de abogados que asesoraban a Enron y sus ejecutivos.
A la vista de la acción de la justicia podría ser que los cargos contra Lay lleguen en la primavera de 2004, en plena campaña de su ex amigo George Bush a la presidencia. El nuevo dueño del edificio de Houston se sabrá antes. Mañana.
el efecto de una gran debacle empresarial
Quiebra de la poderosa AndersenDijo el lunes el juez González que los acreedores pueden actuar contra Andersen, la auditora que visó las cuentas de Enron mientras la compañía iba distrayendo pérdidas con entidades de propósito especial y otros tecnicismos a prueba de los más avezados contables. Realmente hay poco sujeto jurídico aquí. En un país en el que se puede ir penalmente contra las empresas, Andersen fue la primera en caer entre acusaciones de fraude. La firma fue la primera en pasar por la justicia y la primera en desaparecer.La reforma legislativa que no acabaLos más conservadores ven con malos ojos que la respuesta a los desmanes de la contabilidad creativa de Enron y todos los que se fueron revelando a continuación (Worldcom, Global Crossing) se tratase de atajar por la vía regulatoria, en particular por la ley Sarbanes Oxley (SO). William Niskanen, del Cato Institute, dice con ella 'el congreso cumplió demostrando que hacía algo, pero fue una respuesta acelerada con propuestas ya en marcha'. Para Niskanen hay demasiadas responsabilidades para los ejecutivos.Lectura política preelectoralEl calendario judicial podría jugarle una mala pasada preelectoral a George Bush. Algunas de las investigaciones y juicios, en particular el que se haga contra Andrew y Lea Fastow, terminarán salpicando al ex presidente de Enron Ken Lay, un buen contribuyente de la anterior campaña de Bush. Lay siempre ha sido muy amigo de la familia Bush hasta que explotó el escándalo. Desde entonces, la distancia. Los adversarios demócratas cada vez que pasan por Houston en esta precampaña desempolvan el pasado.
Las cifras
60 millones de dólares es el sueldo que se embolsaron el financiero, Andrew Fastow, y su esposa, Lea Fastow, entre 1997 y 2000.93 millones de dólares se espera conseguir por la sede de Enron. Un edificio adyacente se vendió por 105 millones hace un año.66.400 millones que se deben a los acreedores de Enron.