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CincoSentidos

Dejarlo todo por los demás

Han dejado su trabajo, sus costumbres, en muchos casos sus amigos, su familia y su vida llena de comodidades. Y todo de forma premeditada, conscientes de lo que hacen. En un momento dado, sintieron que tenían que dejarlo todo para ayudar a los que menos tienen y, dicen, aprender de ellos. La experiencia no persigue engordar su currículum, sino cambiar de vida.

Hoy Filomena Ruggiero llevará tres días en su nueva vida. El pasado martes cogía un avión con destino a Maputo, la capital de Mozambique. Allí pasará los próximos dos años. Por encargo de Naciones Unidas, esta profesora de italiano -residente en España desde hace siete años- intentará poner en práctica la labor que desarrolla en Genera, la organización que preside en Madrid desde hace cuatro años. 'Una organización feminista que lucha por la equidad de géneros', en palabras de Filomena. 'El objetivo, además de la coeducación, es la eliminación de las diferencias entre el norte y el sur. Para ello, trabajamos desde los países desarrollados, apoyando, por ejemplo, el comercio justo', explicaba días antes del viaje. 'Mi idea no es tanto ir a ayudar como compartir experiencias, además de sensibilizar a la población frente a problemas como el sida'.

Como ella, otros han pasado por esta experiencia o están a punto de hacerlo. Es el caso de Víctor Pinto, que, desde el pasado 1 de julio -fecha en la que dejó su trabajo de informático- está a la espera de que Médicos sin Fronteras (MSF) le asigne una misión. Desconoce el lugar de destino aunque deduce que, por su perfil y dominio del francés, será algún país de África. Cuál no le preocupa. Allí iniciará una nueva etapa de su vida.

En algunos casos no es temporal. Pretenden hacer de ésta su profesión

Es también el caso de Nadia González, que un día dejó su trabajo como periodista en una televisión. Para Nadia, lo que se antojaba como algo temporal ha terminado convirtiéndose en la que ahora es su profesión. Desde que hace dos años decidiera dejar su trabajo para irse al Tíbet con una ONG, Nadia no ha dejado de desarrollar una labor relacionada con la solidaridad. 'Me encontré con que hacían falta voluntarios para ir al Tibet. Esperaba marcharme en tres meses y al final terminé preparando la maleta en 15 días', explica Nadia. Pasó allí tres meses y desde su regreso trabaja para el departamento de comunicación de Ayuda en Acción, donde gestiona los contenidos de su página web.

Una reflexión similar se hizo Pinto. Director de marketing durante los últimos tres años en una empresa de software, este informático empezó a plantearse hace un año que su formación y conocimientos podrían servir para ayudar a los más desfavorecidos. 'Me decidí por Médicos sin Fronteras porque es una de las organizaciones no gubernamentales más profesionales. Además, el nivel técnico de las personas es muy alto', señala. ¿Su futuro? Ya lo tiene decidido. 'Dada la demanda de perfiles como el mío, pretendo dedicarme a esto cuando vuelva', sostiene Víctor.

El apoyo de la familia es para todos fundamental. Así lo confirma Víctor, que sabe que el tiempo que esté sobre el terreno estará separado de su mujer. Filomena, sin embargo, ha logrado que su pareja la acompañe. 'Se ha sensibilizado hasta decidirse a venir conmigo'.

Cambio en la escala de valores

Todos coinciden en las incertidumbres que se presentan a la vuelta. 'Cuando vuelves te sientes desubicado. A la búsqueda de empleo se une el cambio en la escala de valores que supone la experiencia', explica Nadia. 'La reinserción será complicada porque tu cambias pero la realidad no', augura Filomena.

El capítulo económico no es el prioritario para estas personas, pero se toma en cuenta. Filomena, por ejemplo, reconoce que ha estado ahorrando para imprevistos que puedan surgir (los gastos de viaje, manutención y alojamiento en Mozambique los cubre Naciones Unidas) y de cara al regreso. 'Vivimos de alquiler y no sabemos cuánto tardaremos en encontrar un trabajo', explicaba. Más fácil será para Víctor, que a la aportación económica de su pareja podrá añadir el sueldo que recibirá como expatriado en MSF. 'Económicamente no compensa, pero la experiencia personal merece la pena', sentencia Nadia.

'Más profesionales que hippies'

Expatriados, cooperantes o voluntarios no son sólo jóvenes estusiastas, sino que cuenta mucho su preparación. 'En las ONG cada vez somos más profesionales y menos hippies', dice Víctor Pinto.Se suele llamar voluntario al que presta su ayuda a colectivos necesitados desde su lugar de residencia, mientras que los cooperantes o expatriados desarrollan su labor en una zona empobrecida o en conflicto. Cada ONG tiene su forma de abordar este asunto. Además de los objetivos, las distingue el grado de profesionalización.Médicos sin Fronteras está entre las más profesionalizadas. Remunera a los expatriados y realiza un exhaustivo proceso de selección en el que cuenta tanto la experiencia como la personalidad, la madurez y la aptitudes del interesado. Una vez seleccionado, el candidato a expatriado recibe cursos de formación interna y externa. 'Arriesgamos mucho, en condiciones extremas y siempre es un trabajo en equipo', señalan desde el departamento de recursos humanos de la organización. Sus perfiles más demandados: médicos, enfermeras, logistas y responsables financieros.

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