El ALCA parió un ratón

El acuerdo alcanzado por los 34 países de América para crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en el calendario previsto, es decir, en 2005, es un logro. Pero también un modelo de cómo viajar sin destino claro. La Declaración de Miami, suscrita unánimemente, se ha cuidado muy mucho de afrontar los temas más conflictivos, pero abre la puerta a que cada país pueda desarrollar acuerdos bilaterales y regionales, lo que se puede interpretar como un acta de defunción del propósito original. El acuerdo es tan de mínimos que, al contrario de lo que suele suceder en los encuentros multilaterales, ha sobrado tiempo y la clausura se ha adelantado. El Brasil de Lula y los EE UU de George Bush, los dos principales actores de este parto, han escenificado, probablemente sin pretenderlo, la enorme brecha existente entre los dos subcontinentes americanos. Al final, se percibe una nueva oportunidad para el hoy anémico Mercosur.