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Opinión
Tribuna
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"El euro no supone una barrera para la recuperación"

La economía de la eurozona cogerá velocidad en los próximos meses, según el autor, quien considera que la coyuntura mundial ya ha superado lo peor. En su opinión, el actual tipo de cambio del euro no supone una barrera para la recuperación económica

La economía de la eurozona se libra poco a poco del fuerte y persistente estancamiento, y en los próximos meses debería empezar a coger velocidad. Las expectativas están, entre otros factores, orientadas a una coyuntura mundial al alza, que ha superado ya lo peor. En EE UU, especialmente, la economía está creciendo con fuerza, a lo que está contribuyendo masivamente la política fiscal y monetaria expansiva. Junto a ello, los gastos militares y el consumo privado dan alas a la coyuntura. Las inversiones también han crecido de forma notable y el empleo aumenta. Sin embargo, el doble déficit -comercial y de balanza de pagos- sigue siendo una espada de Damocles sobre la coyuntura estadounidense, y es inevitable que se produzca una corrección. De Asia y de los países que próximamente se incorporarán a la UE llegan impulsos positivos. Los mercados financieros han descontado la mejoría y se nutren de los resultados empresariales al alza y de la abundante liquidez.

Lo importante es que, junto a los impulsos externos, llega a la eurozona una revitalizada demanda interna. La mejora en las expectativas de producción industrial y el clima de consumo estable hablan a favor del crecimiento. Además, tomando un periodo largo de tiempo, el tipo de cambio del euro está actualmente en un nivel que se corresponde con la media, por lo que no supone una barrera para la recuperación. Pero el optimismo debe estar apoyado en breve por hechos sólidos pues, de lo contrario, existe el riesgo de que regrese el pesimismo. La Comisión Europea ha pronosticado para 2004 un crecimiento del PIB del 1,8% para la eurozona y del 1,6% para Alemania.

Algunos países estiran las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento hasta el extremo, pero es una parte irrenunciable de la UEM

La política monetaria no es un obstáculo para mayor crecimiento económico. Las condiciones monetarias son hoy muy favorables. Los tipos de interés están a un nivel históricamente bajo y los tipos de los mercados de capitales están también claramente por debajo de la media histórica. El crecimiento de la masa monetaria ha bajado ligeramente, pero aún es muy fuerte. El curso expansivo de la política monetaria ha originado considerables excesos de liquidez. Provisionalmente, no hay riesgos de inflación a la vista, pero deben vigilarse los efectos de la política monetaria a largo plazo. Junto a ello, la concesión de crédito se ha incrementado: en la zona euro se encuentra un 5,5% por encima del nivel del pasado año. Las perspectivas para la estabilidad de precios son, sin embargo, favorables: la subida del índice armonizado de precios al consumo (IPCA) se situó en octubre en el 2,1% en el área.

La política fiscal de algunos Estados está, por el contrario, menos orientada a la estabilidad. Estos países estiran las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento hasta el extremo, a punto de romperlo. Pero el pacto es parte irrenunciable de la Unión Monetaria. El pacto sirve a tres objetivos: en primer lugar, evita conflictos entre la política monetaria y fiscal. Segundo, da margen de maniobra a los Estados para que los estabilizadores automáticos puedan surtir efecto. Y, tercero, reduce los lastres financieros de las sociedades envejecidas, para aliviar a los mercados financieros y fomentar el crecimiento.

Alemania y Francia han vuelto a incumplir el criterio que limita el déficit al 3% del PIB. El pacto no es el responsable de las dificultades actuales de estos dos países; el problema está en la falta de esfuerzo consolidador del pasado. Por ello, es necesario actuar con determinación al respecto.

Con la llamada Agenda 2010, se han tomado en Alemania las medidas estructurales necesarias para elevar el potencial de crecimiento. Estas medidas surten efecto, sin embargo, a medio plazo. La Comisión Europea ha considerado positivo que el déficit de 2003 baje ligeramente. Ahora hay que tomar más medidas para que la perdida credibilidad de la política fiscal se recupere paso a paso.

A primeros de mes se presentó el informe de la Comisión sobre el estado de las negociaciones con los países candidatos a la UE. Este informe considera que están maduros, aunque deberán acometer más reformas para adaptarse a los estándares de la UE. Entre éstas, destacan la libre circulación de personas, la agricultura y la adaptación de las estructuras administrativas. De la ampliación se beneficiarán tanto la UE como los nuevos países miembros en los próximos años. La dinámica de crecimiento de la Comunidad subirá ligeramente, aunque los nuevos tengan en conjunto un peso económico menor en relación a la Europa de los Quince.

El informe de la Comisión confirma nuestro proceder en el campo de la política monetaria. En nuestra opinión, debe lograrse una convergencia nominal suficiente con los países afectados antes de que se sopese su incorporación a la Unión Monetaria. Los criterios para ello son un alto grado de estabilidad de precios, una situación presupuestaria sostenible, tipos de cambio estables y la convergencia a largo plazo de los tipos de interés.

Traducción: Paula Gil

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