Sobre el gasto en medicamentos
Como se puede observar en la tabla adjunta, en 2002 España gastaba en medicamentos una proporción del PIB similar a Francia y mayor que el resto de los países incluidos. No obstante, también es cierto que el PIB español es el más bajo de entre los cuatro países; las diferencias en el gasto farmacéutico expresado de esta forma se pueden explicar por la disparidad entre los niveles del PIB.
Es cuando analizamos el gasto en medicamentos per cápita cuando observamos claramente que el gasto en España es considerablemente inferior al de cualquiera de los otros tres países. Aun así, las diferencias del gasto farmacéutico per cápita entre España y los otros países se han ido reduciendo desde 1998.
¿Qué podemos aprender de este ejercicio comparativo? Primero, el gasto farmacéutico español sigue siendo inferior que otros países europeos, pero las diferencias disminuyen. Y segundo, que si España no quiere seguir en la cola en gasto farmacéutico, debe seguir invirtiendo en medicamentos al menos como en estos últimos años.
Incrementar el gasto en medicamentos per se no es la finalidad que las autoridades españolas deben buscar, sino aumentar los beneficios médico-terapéuticos derivados del uso de medicamentos. El National Institute of Clinical Excellence (NICE) y los llamados National Service Frameworks (NSF) en Inglaterra y Gales aconsejan aumentar el gasto en fármacos a medida que los medicamentos se hacen más accesibles a aquellas personas que pueden beneficiarse de su uso.
El Gobierno británico ya prometió el año pasado un incremento en su gasto sanitario para alcanzar niveles europeos; en Alemania se está debatiendo un aumento en el copago por parte del usuario. Mientras tanto, en España se sigue diciendo que el gasto farmacéutico está desbocado.