Debilidades en el crecimiento
El Banco de España calcula que el PIB creció un 2,3% el tercer trimestre del año (en variación interanual), lo que supone mantener sin cambios el ritmo de generación de riqueza del periodo abril-junio. Un buen dato, sobre todo si se compara con el de nuestros principales socios europeos, pero que oculta algunas flaquezas importantes.
Para empezar, el crecimiento sigue cimentado en el gasto de los consumidores (3,2%), mientras que la inversión en equipamiento registra una 'pausa en la senda ascendente' iniciada a primeros de año. Es ésta una mala señal, porque la inversión en bienes de equipo, que se había recuperado los trimestres precedentes, es crecimiento futuro, y ahora parece volver a moderarse. La inversión en construcción se ralentiza, pero se mantiene firme. A pesar de ser un país netamente exportador, el comercio exterior sigue teniendo una aportación negativa de 1,1 puntos, con declive tanto en las exportaciones como en las importaciones. Y los costes laborales continúan creciendo por encima del 3%, con el consiguiente efecto en la inflación.
El informe trimestral del Banco de España presenta una economía en la que la constante generación de empleo, los bajos tipos de interés, la recuperación de las Bolsas y la revalorización de los activos inmobiliarios elevan tanto la renta disponible como la 'sensación de riqueza' de los españoles, cebando el consumo privado -la demanda interna real creció el 3,3%-. Pero en esta ecuación resulta crítica la variable empleo, y tanto el Banco de España como los últimos sondeos empresariales indican que la generación de puestos de trabajo empieza a perder fuelle. El indicador de confianza empresarial (ICE) constata que, a pesar de que venden y exportan más, las empresas congelan el empleo. Si éste se frena antes de que se consolide la tan esperada reactivación económica europea, la economía española puede sufrir serias dificultades.