La división política obliga a aparcar el plan de infraestructuras de la UE
La Comisión Europea ni siquiera osó presentar ayer a los líderes europeos la lista de proyectos de infraestructura prioritarios que a su juicio se encuentran maduros para arrancar en los próximos meses. El presidente de la Comisión, Romano Prodi, se limitó a buscar un tímido respaldo político a la iniciativa y la promesa de que en diciembre se adoptará una decisión definitiva. De momento, los ministros de Economía y los de Transporte volverán a estudiar la letra pequeña del plan de infraestructuras para analizar su viabilidad.
La UE necesita 220.000 millones de euros para financiar los proyectos y a pesar de ofertas como la del Banco Europeo de Inversiones, que su presidente cifra en créditos por valor de 100.000 millones, los Presupuestos nacionales y el comunitario parecen exhaustos.
La división política no favorece tampoco los acuerdos necesarios para que el plan de inversiones se ponga en marcha. Los líderes europeos discrepan sobre el futuro poder en las instituciones comunitarias a partir de que entre en vigor la futura Constitución. España y Polonia ratificaron ayer su firme oposición a un sistema de voto basado en la población que reduce a la mitad su capacidad de influencia.
Trichet, designado presidente del BCE, cargo que ocupará desde noviembre
Con ese telón de fondo, las diferencias sobre el plan de inversiones adquirían aún mayor magnitud y bloqueaban de momento cualquier avance. Alemania se niega a aumentar un 30% la financiación comunitaria de los proyectos prioritarios (ahora se encuentra en un máximo del 10%). Berlín defiende que los recursos procedan en su mayor parte del sector privado. Otros países, con Holanda al frente, se niegan a que el plan incluya la financiación de proyectos para superar obstáculos naturales y debe concentrarse en obras transfronterizas.
Además, existe el temor general de que la iniciativa derive en un plan de obras públicas casi decimonónico y olvide las carencias de inversión en investigación y desarrollo, redes de telecomunicaciones y formación laboral.
El ministro de Economía, Rodrigo Rato, indicó la intención de sus homólogos de 'estudiar caso por caso' los proyectos y decidir en consecuencia. Rato dijo no compartir los análisis pesimistas sobre el crecimiento de la UE. 'El que China haya puesto un hombre en el espacio no quiere decir que Europa no siga avanzando', se zafó. Por otro lado, los líderes europeos nombraron oficialmente a Jean-Claude Trichet presidente del BCE, cargo que desempañará desde noviembre.
Los escollos de la constitución
Ponderación de los votosFrente al sistema de voto ponderado de Niza, que da a España 27 votos frente a los 29 de los cuatro países más grandes de la UE (Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña), la propuesta de la Convención da más peso a la población, que perjudica a los Estados de tamaño medio, como España o Polonia.Composición de la ComisiónLa composición de la Comisión Europea desata las mayores diferencias. Los países grandes quieren limitar el número de comisarios a 30, de los que 15 tendrían voto y 15 no lo tendrían. Los países pequeños y Romano Prodi quieren que haya uno por país y todos ellos con voto.Representación exteriorLa elección del representante de la política exterior de la Unión Europea divide también a la UE. Todos creen que se necesita un representante permanente, pero varios países, encabezados por Reino Unido, recelan de la cesión de más poder a Bruselas en detrimento de los países.Uso de la unanimidadTodos los países recelan de la propuesta de Giscard sobre la toma de decisiones en la Unión ampliada. Consideran que la limitación de la unanimidad a una serie muy corta de materias recorta la iniciativa de los países, que prefieren mantener el veto en materias muy sensibles en sus territorios.