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Euro

Portugal, la primera víctima de la moneda única

En la recta final hacia la unión monetaria', admite la Comisión Europea, 'la convergencia de los tipos de interés a los niveles más bajos vigentes en Europa expandió el consumo interno en Portugal por encima de la productividad'. La diferencia entre ingresos y gastos se financió a través de crédito a los hogares y las empresas, 'lo que abocó a un significativo desequilibrio externo y a un aumento insostenible del endeudamiento'.

Portugal paga ahora las consecuencias. ¿Pudieron evitar la debacle los responsables políticos portugueses o fue una consecuencia ineludible de la adhesión al euro? La respuesta puede ser importante para toda la Unión y, en especial, para países como España, cuya economía empieza a presentar los mismos síntomas de recalentamiento que en Portugal se interpretaron en su día como bonanza económica.

'Por una serie de razones, Portugal no pudo mantener el ritmo en las adaptaciones estructurales y eso hace que el esfuerzo posterior para recuperarlo tenga que ser muy fuerte', señala el comisario Pedro Solbes, que admite que 'a veces, la respuesta a los shocks es muy difícil en términos políticos'.

'El desequilibrio entre ingresos y gastos abocó a un aumento insostenible del endeudamiento familiar'

La economía portuguesa, aislada prácticamente del exterior de la zona euro (casi el 80% de su comercio es intracomunitario), parece no soportar el tirón de la unión monetaria.

La reincorporación de Portugal al pelotón del euro pasa, según algunos observadores, por profundizar la relación económica con España, a nivel empresarial, económico y de infraestructuras. Pero esa solución parece chocar contra la psique lusitana: 'De Espanha, ni bon vento, ni bon casamiento'.

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