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Unión Europea

La UE busca una fórmula de voto que satisfaga a Madrid y Varsovia

Los 25 líderes de la Unión Europea (entre países miembros y los que se incorporan el 1 de mayo de 2004) se reúnen hoy en Bruselas con la intención de desbrozar el camino de la futura Constitución europea. La presidencia italiana pondrá sobre la mesa las reivindicaciones de España y Polonia en cuanto a la cuota de poder que corresponderá a cada país en la Unión ampliada.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quiere evitar que la polémica reforma del sistema de voto en el Consejo de Ministros se enquiste y bloquee definitivamente la negociación del futuro texto constitucional. Berlusconi incluso planteará la posibilidad de buscar una compensación para ambos países en el número de escaños (54) que les corresponden en el Parlamento Europeo hasta 2009.

Pero el presidente del Gobierno, José María Aznar, y su homólogo polaco, Leszek Miller, llegan a la capital comunitaria con el objetivo de mantener el peso político que les confiere el actual tratado, negociado en Niza en el año 2000. El proyecto de Constitución introduce un nuevo sistema de voto, basado en una proporción directa con la población de cada país, que reduce a la mitad el peso de España y Polonia en relación a los cuatro países más poblados de la UE (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia).

El proyecto de Constitución prevé que las decisiones que se aprueben por mayoría cualificada necesitarán el apoyo de la mitad más uno de los países miembros (13 en una Unión de 25), pero siempre que representen al menos al 60% de la población de la Unión.

Madrid y Varsovia sienten que esa propuesta limita muy seriamente su capacidad de impulsar o bloquear acuerdos y aboca de facto a un directorio de los cuatro países más poblados.

Alternativas a Niza

La táctica negociadora de Aznar, por ahora, se centra en defender el statu quo que representa el Tratado de Niza. Pero España, consciente de lo difícil que será oponerse a un sistema que equipara el número de votos al de ciudadanos, baraja ya alternativas que permitan avanzar en la negociación. Sólo falta que Italia, en su condición de presidencia, las recoja y las traslade a la arena pública.

Los cálculos indican que una elevación del umbral necesario para aprobar una decisión, hasta el 64% de la población, podría satisfacer tanto a Madrid como a Varsovia, porque acercaría su capacidad de influencia a la de Berlín o París.

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, acogió ayer con comprensión esa posibilidad, barajada en círculos españoles y polacos. 'Preferiríamos una fórmula que facilitase la consecución de acuerdos', indicó el italiano. 'Pero en mi pueblo se dice que más vale chupar hueso que palo'.

La presión hispano-polaca ya ha conseguido que el asunto se eleve hasta el Consejo Europeo de hoy y mañana, una posibilidad que los principales defensores de la reforma (Francia y Alemania) ni siquiera aceptaban.

Los líderes europeos también impulsarán un plan de infraestructuras.

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