La especulación, según George Bush
Llovían flechas del cielo tras la suspensión de pagos de Rusia y el anterior corrimiento de tierras en varias economías asiáticas. Los mercados estaban mudos por el miedo. Los poderes políticos, como sucede siempre en las grandes crisis, saltaron al ruedo para predicar calma y tranquilidad.
La alocución más esperada fue la de George W. Bush. La Prensa permaneció atenta, sin respirar. Habló un 18 de octubre de 1998: 'Hay mucha especulación y creo que va a continuar habiendo mucha especulación hasta que la especulación termine'. Fantástico. Y así fue.
El estratega Cárpatos, entre otros, se regodea con anécdotas como ésta, porque hoy están de actualidad. Un ejemplo: ¿dónde está la especulación sobre la que tanto se especula hasta que se deje de especular? En el empleo de Estados Unidos.
Tanta es la presión especulativa que las cifras de paro semanales, que nunca tuvieron impacto en los mercados, son capaces ahora de mover los índices de Wall Street y éstos, como siempre, los del resto del mundo.
Los mercados siempre buscan alianzas y confidencias en el entorno para moverse con soltura. Con frecuencia, la solidez de los argumentos no es lo más importante. Lo básico es que exista algo sobre lo que fundamentar especulaciones y dibujar fantasías. La clave hoy está en el empleo y por ello los mercados ya no esperan al primer viernes de cada mes, que es cuando la estadística de Estados Unidos publica este indicador, puro calendario. Ahora se vuelca todo en el plazo de una semana.
Tampoco importa que las cifras de hoy sean corregidas mañana, y las de mañana, pasado mañana, y las de pasado mañana, al mes siguiente: el 80% de las semanas y meses son revisadas al alza al periodo siguiente tras dar un dato inicialmente menor. Lo interesante, lo que ahora provoca vibraciones, es el dato inmediato, aunque carezca de base o fundamento.
No hace mucho tiempo, la Reserva Federal reconocía que gran parte de los empleos que se destruyen no se recuperarán, porque obedecen a causas estructurales. Por eso, cualquier brizna de esperanza, cualquier indicio de creación de empleo por débil que sea, merece el aplauso incontenido de las Bolsas.
Hasta el jueves, día de la publicación del paro semanal en EE UU, los operadores e inversores mostraron su dicha o desgracia con los balances de las empresas. En Wall Street se madruga desde siempre. Aquí también existe una maniobra especulativa clara. Se trata de cotizar las desviaciones más que los propios resultados. Es decir, si éstos están dentro de lo esperado o, como también sucederá, las cifras se desajustan en uno u otro sentido. Especulación, en fin, hasta que la especulación termine. Lo dijo Bush.
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