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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La guerra continúa

Se acabó el trato exquisito para el ex general Wesley Clark. Sus competidores a la candidatura demócrata a las elecciones de 2004 no le dieron tregua en el último debate televisado el jueves. El que fuera candidato a la vicepresidencia junto con Al Gore, Joseph Lieberman, fue uno de los mas duros con Clark, quien a pesar de haber entrado en campaña hace menos de un mes es el único más popular que el presidente George Bush.

'Estoy muy decepcionado', le decía Lieberman a Clark, 'los americanos necesitan a un candidato que tenga un punto de vista y la valentía de mantenerlo'. Las críticas al ex militar nacen de unas confusas declaraciones al comienzo de su campaña sobre la posibilidad de haber votado a favor de la resolución que habilitó a Bush a lanzar el ataque contra Irak. Muchos demócratas, entre ellos Lieberman, la votaron.

Clark se ha pasado negando esas tibias declaraciones suyas casi todo el mes y ayer lo volvió a hacer, manteniendo sus críticas a la guerra y reafirmar su posición contraria a la resolución.

Todos, incluido el hasta ahora mejor colocado junto con Clark en las encuestas, Howard Dean, y normalmente el blanco de todos las críticas, acosaron al recién llegado en su segundo debate; primero sin Bob Graham, que se retiró de la lucha esta semana.

La guerra sigue siendo el debate preferido de los demócratas y de momento los titubeos de la gestión posbélica por parte de Bush lo justifica. No obstante, Clark recibió de todos los lados al recordarle su pasado republicano y su tibieza a la hora de arremeter contra los recortes fiscales.

Mientras la oposición se tira cordialmente los trastos, Bush trata de levantar el signo de las encuestas y su imagen. Para ello ha puesto en marcha una campaña de relaciones públicas para revender a los ciudadanos la guerra de Irak, y lo que se aprecia cada vez más por los ciudadanos como un caótico escenario posbélico. Así, discurso tras discurso, Bush y el resto de la Casa Blanca no dejan de resaltar lo positivo del esfuerzo bélico y lo mucho que mejora la situación en Irak.

Transmitir este mensaje va a ser necesario, ya que la Administración valora la posibilidad de no presentar ante la ONU una nueva resolución aceptable por el Consejo de Seguridad para que otros países envíen tropas a Irak. Así, se tendrá que llamar al servicio a más reservistas, algo poco rentable electoralmente.

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