La confianza empresarial
Las cámaras de comercio presentaron ayer el indicador de confianza empresarial (ICE), primer índice actualizado sobre la evolución y perspectivas de las empresas en España. Este indicador, aunque de carácter trimestral, aspira a convertirse en un termómetro de la economía similar a los prestigiosos IFO alemán o Tankan japonés. La iniciativa, por sus objetivos, debe ser recibida con satisfacción y el máximo interés. Satisfacción, porque viene a cubrir un espacio abandonado por la Administración y que no han cubierto los gabinetes de estudios. Se hace, además, con un respetable nivel de fiabilidad, el margen de error es de sólo el 1,6%, y para una muestra que cubre una gran parte de las variables, sectores y tamaños del universo empresarial.
El interés del ICE viene implícito en los resultados del trabajo. Datos como el repunte de los precios en la hostelería y el turismo, el tirón de las exportaciones o el dinamismo de la construcción pasan del plano virtual a la más absoluta realidad al ser confirmados por sus protagonistas. En este contexto, y dentro del clima general de estabilidad que transmiten los resultados de la primera entrega, las bajas tasas de mejora del empleo y la inversión son un toque de atención sobre la persistencia de cautelas importantes, que rebajan el optimismo oficial sobre la evolución de la demanda y la estabilidad del crecimiento.