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Inestabilidad cambiaria

La inestabilidad en los mercados de divisas pasa factura a las Bolsas

La ausencia de intervención por parte de las autoridades japonesas llevó ayer al yen a su máximo valor frente al dólar de los últimos tres años. La divisa nipona cotizó ayer a 111,8 unidades por dólar, lo que supone una apreciación del 1,9%.

En lo que va de año, el Banco Central de Japón (BOJ, por sus siglas en inglés) ha gastado unos 80.300 millones de dólares para proteger a sus exportadores e impulsar la recuperación, según los datos facilitados por la autoridad monetaria.

Precisamente, ésa era una de las políticas atacadas por el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados, en el comunicado emitido el pasado sábado desde Dubai.

La divisa japonesa registra el nivel más alto de los tres últimos años frente al billete verde

'En este contexto, enfatizamos que es deseable una mayor flexibilidad en los tipos de cambio para los principales países o zonas económicas con el fin de promover ajustes suaves y generalizados en el sistema financiero, basado en mecanismos de mercado', apuntaba el comunicado. Los ministros de Finanzas se comprometieron a 'seguir de cerca los mercados cambiarios y a cooperar de la forma apropiada'. Hasta ahora, el ajuste del dólar, derivado del elevado déficit por cuenta corriente de EE UU, ha recaído básicamente sobre el euro, que desde 2002 ha subido un 25% frente a la divisa estadounidense.

El euro, al alza

Con ese argumento, el Banco Central Europeo (BCE) se ha sumado al llamamiento generalizado para que los países asiáticos, especialmente China, permitan una mayor flexibilidad cambiaria. El euro cotizó ayer a 1,148 dólares, un 1% más que al cierre del viernes.

Los analistas, sin embargo, no creen que Japón vaya a frenar de golpe sus intervenciones en los mercados.

'La política del dólar fuerte en estos momentos está declarada oficialmente muerta y el índice del dólar se corregirá a la baja. Pero eso no supone que Japón deje de intervenir, especialmente porque, si todas las economías asiáticas dejan de intervenir sus monedas, sin duda llevará al colapso del dólar', aseguraba ayer Stephen Jen, economista jefe para tipos de cambio de Morgan Stanley en Londres.

'Los mercados interpretan el comunicado del G-7 claramente como una luz verde para una mayor debilidad del dólar de forma general. En particular, una caída más pronunciada frente al yen y las divisas asiáticas', apuntaba Mónica Fan, estratega de divisas en RBC Capital Markets en Toronto.

Eso, al menos, fue lo que sucedió ayer. El dólar perdió posiciones frente al yen, el won coreano, el dólar singapurense y el peso filipino. Y lo que los expertos apuntan es que las intervenciones seguirán, pero a niveles más bajos del tipo de cambio.

'No creo que suponga que ellos los bancos centrales asiáticos intervendrán necesariamente menos, sino que lo harán a un nivel más bajo del dólar frente a sus divisas. Los niveles de las bandas de intervención han sido ajustados y reducidos', explicaba Peter Redward, estratega del Deutsche Bank en Singapur.

Aunque nadie espera a corto plazo un cambio radical en la política china hacia el yuan, lo cierto es que el mercado apuesta por una apreciación de la divisa en los próximos 12 meses. El contrato a un año de la divisa china sitúa su cotización en 8,026 unidades por dólar, un 3% más que la actual.

Las divisas asiáticas suponen aproximadamente el 40% del valor del dólar comercial, cuyo índice fija la Reserva Federal. Un repunte de estas divisas eleva la competitividad de las exportaciones estadounidenses.

El equilibrio imposible de Snow

Ante la inequívoca y unánime interpretación del comunicado del G-7 realizada por los mercados, el secretario del Tesoro de EE UU, John Snow, negó ayer tajantemente cualquier cambio en la política del dólar fuerte. 'No hay ningún cambio en la política dólar fuerte', dijo. Pero los mercados ignoraron su afirmación y sí valoraron los riesgos que conlleva la nueva situación.Snow se encuentra ante una difícil tesitura. Por un lado, EE UU tienen la necesidad de un ajuste de su divisa para poder reducir un déficit por cuenta corriente que asciende al 5,1% del PIB, para lo que necesita debilitar el dólar. Pero, por otro, necesita mantener el atractivo de los activos estadounidenses ante la falta de ahorro de su economía, por lo que el dólar no puede sufrir una depreciación excesiva.El bono estadounidense a 10 años registró ayer un claro descenso ante el temor a que los bancos centrales asiáticos limiten sus compras de títulos estadounidenses para reducir las intervenciones en los mercados cambiarios. Japón es el mayor tenedor de deuda estadounidense y se calcula que China y los países del sureste asiático poseen aproximadamente el 40% de los bonos en circulación.Pero las intervenciones de las autoridades monetarias en Asia no han terminado. El banco central de Corea intervino ayer para frenar la fuerte apreciación del won, al igual que Taiwan y Tailandia.

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