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Columna
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Pujalte se la juega

Hay tardes que crean afición. Por ejemplo, la del miércoles pasado. Se abría la feria de otoño y en el cartel figuraba la primera sesión plenaria del Congreso de los Diputados del nuevo periodo de sesiones con las preguntas de control al Gobierno. Se anunciaban intervenciones del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y del coordinador general de IU, Gaspar Llamazares. Sobre ellos se centraban todas las expectativas en detrimento del que cerraba la terna, el diputado del Grupo Popular, Vicente Martínez-Pujalte, que sobre el papel aparecía como mero relleno de esos que además lo hacen sin gastos para la empresa de la plaza.

Pero, como tantas veces, las verdades de cartón ceden a favor de quienes se la juegan con los astados en el ruedo. Vicente Martínez-Pujalte dio la sorpresa, puso las Ventas patas arriba y armó el taco como se dice en la jerga taurina.

Había abierto plaza Llamazares, a quien correspondió un burel de la ganadería de Irak que por su embestida bronca y sus derrotes con pésimas intenciones daba la impresión de esas vaquillas ya muy toreadas que vienen muy aprendidas y desarrollan pésimas intenciones, lo que impide todo lucimiento del diestro. En resumen, el de IU hizo una de esas faenas meritorias que el público recibe con indiferencia. Así, con los tendidos casi en el desaliento, le llegaba el turno al diputado Vicente Martínez-Pujalte. Sin esperar a que lo probaran los subalternos Pujalte se incorporó en su escaño puso el micrófono en vertical y pareció decidido a buscar el triunfo sin buscarse ventajas con el ganado como suelen hacer las figuras consagradas. Aceptó enfrentarse con un hierro bien encastado, el del crecimiento económico, que acobarda a tantos por su poder y su trapío como sucede con los toros que cría en Galapagar Victorino Martín.

Como dice el poema, así habló el buen Cid, bien oiréis lo que decía: 'Señor presidente, hoy hemos conocido los datos de crecimiento de la UE durante el segundo trimestre. España es el país con mayor crecimiento económico. En una situación europea de recesión. España está creciendo, es el país con más alta tasa el 0,7% del PIB, se entiende y es un año en el que España va a mejorar su convergencia real de manera extraordinaria, más de 15 puntos básicos respecto a la media europea. Además, se puede confirmar una ruptura de la tendencia pro cíclica de la economía española. Hemos crecido más en épocas de desaceleración, lo que pone de manifiesto que la política económica de estabilidad, reformas y bajadas de impuestos era la adecuada. Este año puede ser extraordinario en el empleo y el bienestar teniendo en cuenta la situación económica internacional, y por eso desde el grupo parlamentario le queríamos preguntar qué valoración puede hacer el Gobierno del crecimiento de la economía española en estos meses'.

Fue entonces cuando los tendidos de sombra estallaron en un entusiasmo tan espontáneo como delirante. Las gentes parecían levitar en sus escaños, pero el cronista tiene el deber de descomponer la faena para dar cuenta a sus lectores.

Veamos para no alargarnos algunos puntos culminantes del arte que desplegó Martínez-Pujalte, que habiendo hecho el paseíllo con la contención de un modesto acabó dando la vuelta al ruedo con los máximos trofeos. Primero debe destacarse cómo supo resaltar el hallazgo de la ruptura de la tendencia cíclica. Porque señores, hora es ya de decirlo, la sabia política económica del aznarismo ha logrado romper el maleficio de los ciclos. Quédense esos esquemas para los economistas desfasados y proclamemos que, cuando se hacen los deberes, los ciclos dejan de tener vigencia. Aunque quienes ladran su rencor por las esquinas se empeñen en seguir negando la evidencia, el milagro español cobra cada vez mayor reconocimiento.

Pero lo más admirable es que Pujalte después de esa tanda de naturales embarcando al toro en el reconocimiento con los pies atornillados en los medios, rematara la serie con el temerario adorno de preguntar al presidente qué valoración podía hacer el Gobierno. Se estaba jugando la femoral, pero por fortuna salió ileso.

A un isidro sin preparación le parecería que la receta se compone de estabilidad, reformas y bajadas de impuestos. Para nada importa que sigamos sin una estimación fiable del déficit en que estamos incurriendo, que las reformas reales brillen por su ausencia, que hayamos descendido en productividad, que estemos a la cola en sociedad de la información, que se deterioren las infraestructuras básicas sin mantenimiento alguno, que el AVE a Barcelona no vuele, que el chapapote colabore al esplendor de las playas, que nuestras inversiones en I+D sean infantiles, que la presión fiscal se haya incrementado varios puntos, que los precios de la vivienda la hagan inalcanzable. Luego, ya en el callejón, Pujalte comentó con un espectador del burladero que le felicitaba por su temeridad que le faltó valor para ejecutar el remate que traía preparado para su faena y preguntar también al presidente por qué, siendo todo así, no había nombrado a Rato sucesor.

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