Examen al euro en Suecia
La agresión con arma blanca sufrida ayer por la ministra sueca de Exteriores, Anna Lindh, ha empañado los tensos días previos al referéndum sobre la entrada del país nórdico en la zona euro, que ha de celebrarse el próximo domingo. Aunque no hay, al menos de momento, ninguna prueba de una relación causa efecto entre la llamada a las urnas y el apuñalamiento, lo cierto es que el Gobierno sueco ha decidido suspender su campaña a favor del sí. Lindh, precisamente, se ha distinguido como una de las más enérgicas defensoras del apoyo a la moneda única. Una postura que, con las encuestas en la mano, tiene todas las papeletas para salir derrotada. Los últimos sondeos dan una ventaja de casi diez puntos a los partidarios del no, pese a las advertencias de empresas como Ericsson, que ha amenazado con marcharse del país si se da la espalda a la moneda europea.
La hipotética negativa a la entrada en el euro por parte de los ciudadanos suecos tiene bastante más que ver con los recortes del Estado de bienestar que se han producido en los países de la zona euro, y al peligro de que esa ola les llegue, que con la propia desconfianza sobre la fortaleza de la moneda única. El euro atraviesa uno de los momentos más equilibrados de su corta y agitada vida. Es de desear que las encuestas se den la vuelta y Suecia se incorpore a la zona euro lo más rápidamente posible. Representará un paso adelante más en la construcción de una Europa sólida, amplia y cohesionada.