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Eléctrica

Iberdrola mantiene como estratégica su participación en la portuguesa EDP

Iberdrola considera que su participación del 5% en Electricidade de Portugal (EDP) mantiene su carácter estratégico dentro de los objetivos de desarrollo de la compañía en el mercado único europeo y más concretamente en el de la península Ibérica. Esta posición contrasta con la anunciada por el presidente del grupo portugués, Joao Talone, que ha manifestado recientemente su intención de desprenderse de su paquete de Iberdrola del 3%.

En esa política se inscribe la decisión de la compañía de no provisionar todas las minusvalías originadas por la caída de valor de EDP en Bolsa. La eléctrica no está obligada a esa medida, ya que esa participación es estable y no la proyecta poner a la venta.

La firma presidida por Íñigo de Oriol invirtió a lo largo de 1998, 1999 y 2000 algo más de 500 millones de euros, mientras que hoy el precio en el mercado bursátil de esas acciones apenas supera los 294 millones de euros, el mismo valor que figura en su balance por el método de puesta en equivalencia. La minusvalía, por tanto, que tiene Iberdrola en Electricidade de Portugal (EDP) superaría ligeramente los 200 millones.

La entrada de Iberdrola en el capital de EDP se produce en 1998 con la compra de casi un 3% de su capital con un valor en libros para la firma vasca de 366,7 millones de euros. Un año más tarde adquirió un 1% adicional, lo que supuso un inversión de otros 85 millones más y en 2000 se hizo con otro 1% con un desembolso de 45 millones de euros.

La estrategia inversora de Iberdrola en EDP experimentó un cambio en 2001. El equipo ejecutivo dirigido por Ignacio Sánchez Galán, su vicepresidente y consejero delegado, consideró que en alguna medida había quedado estancada la alianza estratégica que hasta entonces se mantenía con EDP.

Esa participación, que figuraba registrada en la cartera de valores a largo plazo a finales de 2000, se consolidó por puesta en equivalencia, 'dado que es intención de Iberdrola mantener con carácter de permanencia la inversión en Electricidade de Portugal, así como restablecer la alianza estratégica que se mantenía con la misma', según refleja la memoria de Iberdrola del ejercicio de 2001. Un año después el informe anual de la compañía eléctrica vasca apenas hacía mención a su participación en EDP salvo su registro en el epígrafe de participaciones por puesta en equivalencia con un valor de 294 millones.

Los títulos de EDP tampoco han aportado suculentos dividendos a Iberdrola. En 2000 no registró ingresos por su 5%. En cambio en 2001, cuando ya la alianza se había quebrado y el representante de la compañía portuguesa renunciaba a su presencia en el máximo órgano de gobierno de Iberdrola, recibió 18 millones de euros, vía distribución de resultados a los accionistas, una cantidad que se redujo hasta los 2,2 millones en 2002. Este año, dado el elevado endeudamiento de EDP y la necesidad que tiene de oxigenar su balance, es probable que tampoco recoja buenos dividendos.

Pese a esta compleja evolución, Galán también ha considerado que una alianza entre ambas empresas podría tener una importancia clave.

La fallida fusión

Las divergencias entre EDP e Iberdrola tienen un origen más lejano, incluso es anterior al fallido intento de fusión de esta última compañía con Endesa. Pero ese fue un momento decisivo, en el que EDP decidió romper el pacto suscrito por ambas empresas en 1998. Entonces, en enero de 2001, cuando el intento de unión de las dos grandes eléctricas españolas estaba todavía en una etapa triunfal, consideró que esa operación era absolutamente incompatible con su pacto con Iberdrola. Y es que la empresa resultante de esa integración no se iba a enfrentar en condiciones de igualdad con la eléctrica lusa cara a una integración.

Tras el fracaso de la fusión, cuando Iberdrola volvió a mostrar interés en EDP, esta empresa puso más difícil los intentos de la compañía española por tomar posiciones de poder dentro de su consejo de administración.

Más del 70% de Cantábrico, con derecho de voto

El objetivo de Talone, que considera a EDP como la empresa mejor dimensionada del mercado eléctrico de la Península, es tomar más posiciones en Cantábrico, aunque manteniendo a Cajastur en su capital. Esa estrategia la desarrollará cuando consiga ingresos por desinversiones.Pero ese aumento está también condicionado a la concesión por parte del Ejecutivo español de los derechos políticos (que ya ejerce), tema que parece inminente.

Sorpresa en la dirección en Lisboa

'Estamos muy sorprendidos por la reacción de Iberdrola porque la comunicación formal e informal sobre nuestra intención de salir de la empresa se hizo hace mucho tiempo', manifestó un portavoz de EDP, quien añadió que no es verdad que 'para Iberdrola sea una sorpresa'. De esta forma el portavoz de la eléctrica lusa se defendía de no haber respetado el compromiso suscrito por ambas compañías, en el que se fija el derecho preferente sobre sus propias acciones.

La empresa portuguesa busca blindajes ante su total privatización

La posible decisión de æpermil;lectricité de France (EDF) de canjear su participación del 35% en Cantábrico por acciones de EDP se enmarca dentro del objetivo de la empresa portuguesa de blindarse cara a su total privatización, según fuentes del sector. EDF podría tomar por esa operación en torno a un 10% de EDP, una posición que la defendería de posibles operaciones de eléctricas españolas, las menos deseadas en la compañía lusa.Aunque el Gobierno ha dotado a EDP de unos estatutos que la protegen de transacciones no deseadas, esa defensa cuenta con un futuro incierto en el seno de la Unión Europea, mientras que EDF sí es un socio con capacidad para disuadir a los posibles competidores.Y la historia pesa. Las relaciones entre España y Portugal y viceversa, bien sean políticas o empresariales, no han tenido tradicionalmente un lugar destacado por su cordialidad, el entendimiento y por mantener criterios razonables. Es más, los desencuentros han sido constantes. Y parece que la situación, esta vez con Iberdrola como protagonista, se mantiene. Según el diseño que está elaborando EDP de cara a la salida del Estado de su capital, la eléctrica vasca no parece tener encaje.EDP además va a ser una compañía con más peso cuando se le traspasen los activos gasísticos, ahora en Galp.

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