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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El pacto de Berlín y París

Jacques Chirac y Gerhard Schröder enseñaron ayer los dientes a la Comisión Europea y al resto de sus socios de la UE. El presidente francés y el canciller alemán, reunidos en la bella Dresde, unieron fuerzas para dejar claro que el Pacto de Estabilidad lo es también de Crecimiento. Y que ese segundo factor es el que les preocupa ahora. Las economías de los dos países están estancadas y su déficit presupuestario supera con creces el límite del 3% permitido en la zona euro por un pacto que cada día es más papel mojado. París y Berlín están decididos a poner gasolina en el motor del crecimiento, mediante recortes de impuestos o con otras medidas, a la vez que dejan para mejor ocasión el criterio del 3%, y mucho más un déficit cero que, en el actual estado de ambas economías, suena a broma.

Aunque a Bruselas le suene a 'provocación'. La Comisión Europea se enfrenta a la difícil tesitura de admitir la postura de los dos grandes, cargados de razones, o seguir enrocada en la defensa del límite del 3% cuando las economías de más de media Europa permanecen estancadas, si no en recesión. Es un papel especialmente complicado para el comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, que atraviesa uno de los peores momentos de su carrera política salpicado por el escándalo contable en Eurostat, la oficina de estadística de la UE.

Los países que han cumplido con el equilibrio presupuestario del Pacto de Estabilidad, como España, pueden fruncir el ceño. Pero Chirac, y especialmente Schröder, les han dejado claro que no les interesa unas grandes economías de la UE estancadas -Alemania y Francia son más del 51% del PIB de la zona euro-, sino con un crecimiento que incentive el suyo. Y esto, aunque le pese a más de uno, tiene poca discusión.

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