Gobierno de transición
El nuevo Gobierno seguramente no es, como afirma la oposición, un premio de consolación para los agraviados por el nombramiento de Mariano Rajoy como candidato a las elecciones y secretario general del PP. Pero ciertamente lo parece. En el nuevo esquema sale reforzado Rodrigo Rato, que asciende a vicepresidente primero y coloca a uno de sus hombres, Juan Costa, al frente de Ciencia y Tecnología. Además ganan peso Javier Arenas, como vicepresidente segundo y ministro de Presidencia, y Eduardo Zaplana, como portavoz.
Rato, Arenas y Zaplana forman así un triunvirato en la cúpula del Ejecutivo que parece emular al que formaban Rajoy, Rato y Mayor Oreja. Pero en realidad se reparten los cargos que hasta ahora ostentaba en solitario Mariano Rajoy. Y lo hacen en un Gobierno de transición que tiene fecha de caducidad para dentro de siete meses. Además, no está claro si Rajoy contará o no con los actuales componentes del Ejecutivo a la hora de perfilar su equipo.
Por primera vez en la democracia española, los dos candidatos a la presidencia estarán fuera del Gobierno en los meses previos a las elecciones. Con lo cual los ciudadanos acudirán a las urnas sin tener un referente claro sobre quiénes conformarán el Ejecutivo si el PP revalida su triunfo. Eso obliga a unos y a otros por igual: Rajoy no puede escudarse detrás de un Gobierno que no es el suyo para no resolver ciertas incógnitas. Un problema agravado por el peculiar sistema de Aznar para nombrarle heredero.