Un teléfono puede estar fotografiándole
La aparición de teléfonos móviles con cámara facilita la toma de imágenes no consentidas. Cualquiera puede convertirse en un paparazzi
Muchos gimnasios de Hong Kong han prohibido el acceso a sus instalaciones con teléfonos móviles que tengan cámara de fotos incorporada. En Arabia Saudí han ido más allá y las autoridades han prohibido directamente la comercialización de esos artilugios que permiten tomar fotos con mayor discreción que con una cámara de fotos tradicional.
En España los expertos creen que no se debe ir tan lejos. Regular el uso de los teléfonos móviles sería poco más o menos como hacerlo con las cámaras de fotos. 'El problema real que van a suscitar los teléfonos móviles es el de su masificación. En la medida en que haya más cámaras por la calle se producirán más problemas con los derechos a la intimidad', asegura Alejandro Domínguez, asociado del bufete Cremades.
Domínguez, como otros muchos expertos, afirma que legislar sobre el uso de las cámaras de los teléfonos móviles le parece excesivo. 'Sin embargo, tal vez sería necesario regular el derecho de admisión a determinados locales o lugares públicos, de la misma forma que no se puede entrar con una cámara de fotos'.
El problema que pueden suscitar los terminales móviles con cámara fotográfica es el tratamiento que se dé a las fotografías tomadas y más concretamente su difusión. Así lo aseguran en la Agencia de Protección de Datos, que está analizando la situación para determinar si es necesario actuar con algún tipo de instrucción. Fuentes de este organismo aseguran que el de las fotografías tomadas con terminales de móvil es aún novedoso. Pese a ello, la Agencia de Protección de Datos considera que la imagen puede considerarse un dato personal 'y según el tratamiento de esas imágenes se podría estar ante la aplicación de la Ley de Protección de Datos'.
Pero no todos los expertos consideran que las fotografías hechas con los teléfonos móviles deben estar protegidas por la Ley de Protección de Datos. José María Anguiano, socio del bufete Garrigues, cree que se trata del derecho a la intimidad.
En todo caso, el problema no se produce por tomar una fotografía, sino para qué se hace y cómo se va a utilizar. Javier González Espadas señala que la publicación de fotografías sin consentimiento del fotografiado, por ejemplo, en Internet, puede atentar al derecho a la propia imagen y al derecho a la intimidad.
Famosos a buen recaudo
González Espadas recuerda que la difusión de imágenes tomadas por cámaras ocultas es válida de acuerdo con la jurisprudencia, 'cuando prime el derecho a la información y libertad de expresión, tratándose de hechos veraces y de interés general'.
Así, los famosos no sólo tendrán que huir de los paparazzi. También deberán estar prevenidos de las maniobras que cualquier particular realice en su teléfono móvil. El envío de un mensaje de texto puede no ser más que una excusa para sacar una fotografía con fines comerciales.
Los tribunales no suelen juzgar de la misma manera cuando el causante de una lesión a los derechos fundamentales al honor, a la intimidad y a la propia imagen sea un particular o cuando se trata de un medio de comunicación en el ejercicio de sus también constitucionales derechos a la información y a la libertad de expresión.
Las empresas prefieren prevenir
La aparición de las nuevas tecnologías suele revolucionar la vida de las empresas. Y en este caso no iba a ser menos. Sin embargo, en el caso de los teléfonos móviles que incorporan cámaras de fotos la revolución puede no ser muy beneficiosa. El fantasma del espionaje industrial les acecha.De hecho, ya son muchas las empresas que han decidido impedir a sus empleados y visitantes acceder a sus instalaciones 'armados' con teléfonos móviles con cámara incorporada.Volkswagen es uno de los ejemplos de compañías que creen que más vale prevenir que curar. Sus reglas ya impedían el acceso con cámaras fotográficas y aunque no han detectado ningún problema con los teléfonos móviles han preferido no esperar a tenerlos.Pero más curioso es el caso de Samsung, que también restringe el uso de móviles con cámaras, pese a que el fabricante comercializa este tipo de terminales. Pero la lucha contra el espionaje industrial bien vale una prohibición.