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Futuro
Columna
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El peor de los errores

Septiembre se presenta cargado de oportunidades. Santiago Satrústegui recuerda que los inversores tienen que aprender a convivir con los aciertos y con los errores, aunque éstos se pueden minimizar Iberdrola es la compañía con más posibilidades de ingresar en el Euro Stoxx 50. El comité gestor del índice, uno de los más replicados por los fondos, anunciará los cambios el lunes

Termina el mes de agosto y, a pesar de los calores, las catástrofes y los apagones, en lugar del cataclismo que muchos vaticinaban, los mercados de renta variable de todo el mundo, repiten el comportamiento positivo de los últimos meses. Las incertidumbres sobre la recuperación económica siguen ahí, pero los datos positivos que poco a poco se van conociendo están cambiando el ánimo de algunos inversores.

El resto, la gran mayoría, se enfrenta como siempre a la trascendental decisión de hacer algo o no hacer nada. No hacer, incluso ni siquiera mirar, es mucho más sencillo, pero tanto el error como el acierto pueden ser resultado de la acción o la omisión.

Ante una hipótesis que puede ser falsa o verdadera hay dos formas de acertar y dos formas de equivocarse. El acierto consistirá en admitirla si es verdadera y en rechazarla si es falsa. Sencillo y poco literario.

Respecto a los posibles errores, los científicos distinguen dos tipos y llaman error de tipo I (o error alfa) a rechazar una hipótesis verdadera y error de tipo II (o error beta) a aceptar una hipótesis falsa. Dependiendo del tipo de hipótesis, las consecuencias de cometer uno u otro tipo de equivocación son distintas.

Un ejemplo de error de tipo I, rechazar una hipótesis verdadera, podría cometerlo un inversor que, todavía bajo los efectos de los malos momentos pasados, siga sin invertir en renta variable porque ya no se crea que, normalmente, es el activo más rentable a largo plazo.

El error de tipo II, dar por buena una hipótesis falsa, lo cometerán todos aquellos que aceptan que los inmuebles nunca bajan si esto, como es probable, en algún momento se produce.

Durante los últimos meses hemos asistido a algunos errores de tipo II en los mercados financieros y los que aceptaron verdades tan absolutas en su momento, como 'la Bolsa baja en agosto o en renta fija no se puede perder dinero', están sufriendo sus consecuencias.

Septiembre se presenta ante nosotros cargado de oportunidades de hacer o no hacer cosas y de seguir acertando o equivocándonos correcta o incorrectamente, partiendo de un enfoque adecuado de las inversiones. Hasta aquí todo normal.

Desgraciadamente, las modas y las ofertas de productos empaquetados continuarán cebándose en los inversores que sigan bajo los efectos del mal comportamiento de los mercados financieros durante los últimos años, incitándoles a cometer errores de categoría simplemente catastrófica.

Algunos ejemplos, susceptibles de ser cometidos, de esta clase horrible de error (no creo que científicamente tipificada) son la inversión en fondos garantizados que al final sólo garantizará rentabilidades miserables o en fondos de dinero con comisiones de gestión del 1%.

La incertidumbre de los mercados exige que los inversores tengan que aprender a convivir con los errores y éstos afortunadamente pueden minimizarse con una buena planificación y definición de objetivos, pero perder el partido antes de jugarlo víctimas de las campañas de marketing es el peor de los errores.

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