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'Telecos'

Telefónica gasta 72 millones en un plan de opciones malogrado

Telefónica no podrá repetir este año el éxito del plan de stock options que cobró Juan Villalonga y cerca de un centenar de los directivos más cercanos al ex presidente en febrero de 2000. El ya famoso plan RISE es parte de la historia y el futuro se denomina plan TOP, el segundo programa de opciones sobre acciones puesto en marcha también por Villalonga, pero del que se beneficiarán los ejecutivos de su sucesor, César Alierta.

En total, son 312 directivos los que están incluidos en el plan, según los últimos datos proporcionados por la operadora y entre ellos se reparten 13,3 millones de opciones. El problema es que, a no ser que las acciones de la operadora se disparen un 57% en poco más de un mes, el programa expirará en los últimos días de septiembre sin plusvalía alguna para los beneficiarios.

Pero el hecho de que no haya ganancia no implica en absoluto que no haya coste. Según la documentación de Telefónica registrada tanto en la CNMV como en la SEC (la comisión de la Bolsa de Estados Unidos, por sus siglas en inglés), el plan TOP tendrá un coste máximo de 72,1 millones de euros para la operadora, que ha ido cargando año a año en el capítulo de gastos y que ha distribuido entre las filiales, en proporción a la procedencia de los ejecutivos beneficiarios.

Este coste está llamado a sufragar el contrato de cobertura firmado con el BBVA para cubrir los riegos y las obligaciones económicas derivadas del plan. Es, en definitiva, el pago que Telefónica ha hecho a la entidad con la que ha contratado las opciones a cambio de que ella haga frente al desembolso de las plusvalías, en caso de que existieran.

Al no existir ganancias, las opciones vencerán sin ejecutarse. Porque aunque el plan se puso en marcha antes de la escalada bursátil casi vertical de finales de 1999 y principios de 2000, el precio de ejercicio de las opciones está muy por encima del actual.

Cada ejecutivo recibió en su día un paquete de opciones, la mitad con un precio de ejercicio igual al de la cotización de la acción en ese momento y el resto, un 50% por encima. Aunque hay distintos valores, la mayoría de las opciones fueron concedidas con un precio de ejercicio equivalente a 17,295 euros. Sólo si los títulos superan esa cota los beneficiarios comenzarán a cobrar los primeros céntimos de plusvalías. Y la acción de Telefónica cerró ayer a 11,03 euros.

Una comparación imposible

Parece que en los planes de sobresueldos de Telefónica no hay término medio. El primero que puso en marcha Villalonga causó polémica no tanto por su diseño o por la cantidad de opciones que repartió entre los ejecutivos, sino porque la espectacular revalorización de las acciones en Bolsa disparó las plusvalías.El programa expiró el 25 de febrero de 2000 y sólo seis sesiones después Telefónica marcó su máximo histórico. Gracias a esta escalada, casi 100 ejecutivos pudieron repartirse 505,95 millones de euros.El segundo plan, sin embargo, caducará previsiblemente sin beneficio alguno después de cuatro años y tres meses de existencia.

Diferente elección en las grandes filiales del grupo

Telefónica marcó una excepción dentro del grupo del que es matriz. La operadora optó para sus ejecutivos por dos planes de opciones sobre acciones (stock options) con cobertura externa, lo que significa que tuvo que abonar a un tercero el coste de garantizar el pago de las plusvalías. En el caso del plan RISE, el coste quedó en nada, opacado por las plusvalías, pero en el TOP -4,4 veces más caro que su predecesor- la falta de ganancias llama la atención sobre el gasto. Pero estos planes no son los únicos que existen en el grupo.De hecho, todas las filiales cotizadas tienen el suyo propio, aunque todas ellas optaron por la cobertura interna para sus programas. Este es el caso de Telefónica Móviles, TPI o Terra. Aprovechando el momento de salida a Bolsa, estas tres filiales hicieron ampliaciones de capital y guardaron estas acciones como cobertura de las posibles plusvalías.Esta modalidad no está exenta de coste económico, aunque es mucho menor que en otras fórmulas, y esta es su ventaja. Pero también tiene un inconveniente y es para los accionistas.Las ampliaciones de capital que se realizan con fines de cobertura son dilutivas desde el momento en que se emiten y sólo existe la posibilidad de que este efecto no sea perpetuo si el plan de opciones expira sin plusvalías, que es exactamente lo contrario de lo que se pretende con su puesta en marcha. Si al final del periodo el precio de ejercicio de las opciones está por encima del de cotización, las acciones se repartirán entre los beneficiarios. Los títulos sólo se quedarán en manos de la compañía si el programa caduca sin beneficios. Entonces las acciones no se reparten y la empresa suele optar por amortizarlas, lo que devuelve las cosas al estado anterior a la ampliación.Esto es lo que le ha sucedido a Terra, que ha venido amortizando un buen número de acciones en los últimos tiempos por la fuerte caída de su cotización. Para conocer el futuro de las acciones de la ampliación de TPI ya falta poco. En septiembre vence el plan y, por ahora, las acciones cotizan por debajo del precio de ejercicio. También sucede lo mismo con Telefónica Móviles, aunque sus sobresueldos tienen todavía un largo plazo antes de expirar.

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