Marcando el compás
Los fondos españoles de renta variable acumulan una rentabilidad media del 16% desde comienzos de año y un 26% desde el mínimo en que estuvieron en marzo. La verdad es que toda esta última revalorización se había producido ya a mediados de junio, por lo que desde entonces lo único que han hecho es marcar tiempo a la espera de datos económicos favorables que les permitan apuntarse una revalorización adicional, o desfavorables, con lo que tomarían un rumbo bajista. Desde comienzos de año la Bolsa ha pasado por tres fases muy bien delimitadas: bajista en enero-marzo; alcista entre marzo y junio, y lateral (es decir, el Ibex 35 parece que, a pesar de sus altibajos, se mantiene en el mismo nivel) desde mediados de junio a comienzos de agosto. Tres fases, en fin, para hacer el recorrido que va de 6.037 a 7.070 puntos del índice.
Desde comienzos de año también la renta fija ha pasado por diferentes fases. Cuatro en sentido estricto con casi idénticos movimientos, claro que ordenados de manera diferente: alcista (en precio) hasta mediados de marzo; bajista, coincidiendo con el inicio de la recuperación de la Bolsa en marzo; lateral entre marzo y mayo; alcista en mayo-junio, y de nuevo bajista desde mediados de junio.
Si se hace abstracción de ese movimiento de caída de precios de la renta fija que sólo dura diez días en el mes de marzo, el Ibex 35 y el bono español a diez años han combinado los tres posibles movimientos de subida, bajada y lateral de tres maneras diferentes de entre un total de nueve en que pueden combinarse. Una velocidad de cambios de fase no apta para cardiacos y que provoca ansiedad a cualquiera que siga de cerca la evolución de los mercados financieros.
Si persisten las dudas sobre si la recuperación económica se afianza, las Bolsas pueden prolongar el movimiento lateral que dura ya dos meses
En los próximos meses probablemente vamos a ver nuevas combinaciones. Si persisten las dudas sobre si la recuperación económica se afianza o no en EE UU, las Bolsas probablemente prolongarán este último movimiento lateral que ya dura dos meses y que en España las mantiene ligadas al 7.000 del Ibex 35, en tanto que los bonos se estabilizarían también e iniciarían su movimiento lateral propio. Esto, si la caída de los precios que han experimentado los bonos en los dos últimos meses no termina provocando una reacción negativa sobre alguno de los mercados que toman la deuda pública norteamericana como referencia, y que pagan un diferencial sobre el rendimiento de ésta: renta fija privada y pública de los países emergentes, y bonos de elevado rendimiento (entre los que están los llamados hace unos años, de forma menos eufemística, bonos basura). Un proceso de retroalimentación de estas características ya se ha producido durante los últimos meses en EE UU en el mercado de las emisiones procedentes de la titulización de créditos hipotecarios: las ventas de bonos del Tesoro provocaban ventas en el mercado hipotecario que a su vez aceleraban las ventas de bonos del Tesoro.
Todo va a depender, y mucho, de lo que haga la cotización del dólar que no es probable que se mantenga por mucho tiempo más en estos niveles (laterales para él también) en que se está moviendo desde mediados de mayo. Y sobre todo, de que no se produzca algún acontecimiento de tipo político o corporativo que haga menguar la confianza que hoy están otorgando los mercados a los gobiernos de los países emergentes y a las empresas que tienen emitida deuda que está al borde de no ser calificada por las agencias que evalúan la calidad crediticia.