Schröder va en serio
Alemania sigue dando pasos, aunque sean muy limitados y muy lentos, en las reformas estructurales que el entorno le exige para reactivar su economía, y, como consecuencia, todo el continente europeo. Ayer, los responsables de la política sanitaria cerraron con los de la oposición democristiana un acuerdo para recortar las generosísimas prestaciones que proporciona el sistema público de salud y que suponen el primer capítulo de gasto público del país centroeuropeo. Aunque la reducción de los privilegios sea limitada, se introducen criterios de copago en la financiación de la sanidad, que, más que rescatar ingresos, limitará la demanda infinita que genera toda prestación gratuita.
Retoque de las pensiones de hace un par de años, introduciendo capitalización parcial obligatoria; recorte de privilegios del desempleo hace unos meses, estimulando el retorno al empleo de los parados, y ahora recorte claro y generalizado de prestaciones sanitarias. Schröder, con la ayuda de un partido joven como Los Verdes, sin ligaduras a los privilegios consolidados, parece ir en serio con su Agenda 2010 y aplica curas de adelgazamiento a un Estado de bienestar que ha alcanzado perfección alemana (es el más generoso de Europa y absorbe el 30% del PIB), pero cuya financiación los expertos consideran el principal obstáculo al crecimiento, por la cantidad de recursos que detrae al sector privado y que hurta a la inversión productiva. Europa necesita, tanto como Alemania, que Schröder vaya en serio; en juego está su crecimiento y su bienestar social.