IG Metall adelanta su congreso a agosto para atajar la crisis interna
La cúpula directiva del sindicato alemán IG Metall ha cedido finalmente a la presión de las bases y se ha decidido a celebrar un congreso extraordinario a finales de agosto para solucionar su crisis interna.
Klaus Zwickel, presidente de IG Metall, anunciaba ayer ante la prensa la convocatoria del congreso extraordinario para los próximos 30 y 31 de agosto, en el que se adelantarán algunos asuntos del congreso ordinario previsto para octubre.
Según el sindicalista alemán, en el congreso se dará una 'votación reñida' sobre la nueva presidencia de la formación e indicó que Jürgen Peters, actual vicepresidente y candidato a sucederle, 'ya no es una opción válida'.
Zwickel añadió que la directiva del sindicato se reunirá la próxima semana para proponer algunos nombres, algo que, según expertos citados por la prensa alemana, no será fácil, debido a la falta de interesados.
La crisis de IG Metall, uno de los principales sindicatos industriales del mundo, se inició precisamente por las críticas de Zwickel a la actuación de Peters durante la reciente huelga del sector metalúrgico en el este del país, en reivindicación de la semana laboral de 35 horas. La huelga se prolongó durante cuatro semanas y logró paralizar algunas fábricas de Volkswagen y BMW, pero los trabajadores no consiguieron ninguna concesión por parte de la patronal.
La línea dura seguida por Peters fue criticada incluso por muchos afiliados al sindicato, que consideraron inadecuada una huelga en un momento de grave crisis económica en el que, además, la competencia de los trabajadores del Este es cada vez mayor.
Mientras un trabajador del metal de los Estados del este de Alemania gana unos 16,5 euros por hora, un polaco o un checo hace el mismo trabajo por cuatro. La reducción de la jornada laboral en tres horas semanales para equipararla al resto del país cuenta también con pocos apoyos, ya que en el este la productividad es aún más baja que en los Estados del oeste.
Pese a las críticas, Jürgen Peters mantuvo su candidatura a presidente, provocando una crisis sin precedentes en la organización sindical. Políticos y empresarios han pedido una rápida solución al problema e, incluso el canciller Gerhard Schröder, se sumó la pasada semana a las demandas. 'Detrás de la lucha entre Peters y Zwickel hay un conflicto de estructuras; necesitamos sindicatos capaces de alcanzar compromisos con los empresarios', dijo el canciller.