De espaldas a la Bolsa
La capitalización de la Bolsa española sobre el PIB supera la media de la UE. Pero el mercado sigue teniendo importantes lagunas, como la escasa representación del sector turístico y de las empresas familiares, que son dos de los pilares económicos del país. Muchos empresarios prefieren vivir de espaldas a la Bolsa porque así garantizan su control absoluto sobre la compañía. Pero hay otros muchos que, sencillamente, no se atreven a adentrarse en las procelosas aguas de un mercado del que no se fían. De ahí la sequía de ofertas públicas de venta de acciones (OPV) que registra la Bolsa.
El mercado español no cuenta con ninguna cara nueva desde el debut, en diciembre, de Natraceutical. Y hay que remontarse hasta el 26 de junio de 2002 para recordar una OPV (la de Enagás). Tres años consecutivos de descensos han hecho que muchas empresas congelen sus planes de salir a Bolsa y, para que la tendencia cambie, será preciso que el rebote acumulado desde marzo se consolide. Sólo entonces se verá cómo las empresas empiezan a desempolvar sus planes de salir a cotizar. El día que esto ocurra habrá motivo para el optimismo, porque las OPV son un indicador claro de dinamismo económico. Entre 1996 y 2000, en pleno boom alcista de la Bolsa, salieron al mercado español 37 empresas privadas. En los últimos tres años sólo se han estrenado seis y las previsiones a medio plazo indican que la escasez continuará (Antena 3 es la única que aparece en el horizonte). Una señal clara de que el mercado es visto todavía con temor por muchas empresas.