El IPC, controlado
La amenaza de una inflación fuera de control que se cernía sobre la economía española durante los tres últimos años, con aumentos del IPC de en torno al 4%, parece desvanecerse. En los tres últimos meses la inflación ha caído un punto y se ha consolidado en el 2,7%, lo que supone recortar el diferencial de precios con la zona euro a siete u ocho décimas, frente a las horquillas cercanas a dos puntos de hace unos meses. Ello despeja por ahora el temor a una grave pérdida de competitividad y a una espiral imparable en el aumento de los costes laborales.
Pero un simple vistazo a la composición del índice aconseja no tirar cohetes por ahora. El descenso sólo se ha concentrado en los precios de los carburantes, directamente afectados por el abaratamiento del petróleo. Pero los servicios tienen tasa anual del 3,5%, y buena parte de ellos, como hostelería, enseñanza y otros, siguen por encima del 4%. De ahí que la inflación subyacente, el verdadero núcleo duro en materia de precios, siga en el 2,9% y con una resistencia fuerte a contraerse. Estamos, pues, lejos de la temida deflación. Y con una inflación mucho más manejable.