El dinero fluye, pero los inversores no arriesgan
El ahorro rebosa de nuevo en los fondos de inversión, pero los partícipes son más conservadores que nunca
Los inversores españoles siguen sin arriesgar. No se fían, todavía, de las Bolsas. La renta variable sigue muy alejada de sus prioridades. Ni siquiera a través de los fondos de inversión, en donde las ventajas de una gestión profesional podrían garantizar una mayor confianza a la hora de lograr el éxito en los mercados bursátiles.
Durante el primer semestre del año, los fondos de inversión han acumulado unos 11.600 millones de euros más de patrimonio neto (es decir, sin contar el aumento del patrimonio debido a la revalorización de activos), lo que sitúa el patrimonio total en torno a los 186.000 millones de euros. Pero todo ese dinero nuevo ha entrado en los fondos de tipo claramente conservador, sobre todo en los fondos garantizados, profusamente promocionados por las mayores entidades financieras a lo largo de estos últimos meses. Unos fondos en los que las expectativas de rentabilidad son más bien modestas.
De momento, los inversores están dejando pasar de largo las oportunidades que brindan los mercados de renta variable. Su aversión al riesgo, que se mantiene a pesar de los avances de los mercados de renta variable en estos últimos meses, en especial desde mediados de marzo, les ha impedido apuntarse al caballo ganador.
Los fondos de Bolsa española han acumulado en tan sólo seis meses más de un 14% de beneficio, el primero que consiguen desde el año 1999. Las entradas de dinero en los fondos bursátiles han sido insignificantes. A los partícipes todavía no se les ha quitado el susto de los últimos años y su actitud es uno de los motivos que contribuyen a frenar la consolidación de la tendencia alcista en las Bolsas.
La evolución de los mercados a lo largo del primer semestre ha sido bastante favorable para la inversión, en especial desde mediados del mes de marzo, fecha a partir de la cual empiezan a generarse las plusvalías de los fondos de renta variable en lo que podría ser el inicio de una nueva tendencia, aunque los expertos y analistas prefieren guardar la máxima cautela. La proliferación de indicadores económicos positivos está todavía muy lejos de producirse y los signos positivos conviven con los negativos en esta fase del ciclo económico, alternancia que suele caracterizar a los momentos de cambio de ciclo.
Los fondos de renta variable han sido los más favorecidos, pero los de renta fija no han jugado, como suele suceder en otros momentos de Bolsa alcista, a la contra. Las expectativas de recortes de tipos de interés, que se han mantenido a lo largo de todo el primer semestre, han provocado continuados descensos en las rentabilidades a largo plazo que se han traducido en ganancias en los fondos de inversión de renta fija.
El movimiento bajista de los tipos de interés oficiales parecía, a finales de junio, bastante próximo al agotamiento, lo que explica que en los últimos días de junio hayan comenzado a producirse tomas de beneficios en los mercados de renta fija y, como consecuencia de ello, caídas de precios en este mercado. Este movimiento se ha traducido en un recorte de las rentabilidades de los fondos de inversión de renta fija que posiblemente no ha hecho más que empezar.
La expectativa que se abre con el segundo semestre del año va a poner a prueba la capacidad de los inversores para anticiparse a una eventual recuperación sostenida de la renta variable. La renta fija parece haber agotado ya buena parte de su potencial de beneficio.
Los enormes recursos almacenados en los fondos conservadores, que se tienen que resignar a convivir con una etapa de tipos de interés históricamente muy bajos, podrían ir saliendo de forma gradual hacia las alternativas de inversión de riesgo, básicamente las bursátiles. Es la asignatura pendiente para la segunda mitad del año.