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Columna
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Sobre los precios de los bonos

Los precios de los activos financieros reflejan, entre otros factores, la riqueza de las familias y la demanda de financiación de las empresas. Unos precios en alza son indicativos de una fase de dinamismo económico, aunque puedan corresponder tanto a una fase cíclica alcista como a una fase de desaceleración. En estas circunstancias, los precios de activos representativos tanto del capital como de la deuda de una empresa tenderán a moverse en el mismo sentido, aunque los rasgos particulares de las empresas emisoras dotarán a cada activo de una mayor o menor sensibilidad a los determinantes generales. En el caso de los activos representativos del capital -las acciones- su sensibilidad es mayor, lo que conlleva que tengan un mayor recorrido alcista en los auges y, simétricamente, un mayor potencial bajista en las fases bajas del ciclo económico. En el caso de los bonos, sus precios anticipan en mayor medida expectativas de inflación.

Sin embargo, en ciertos momentos los precios de las acciones y los de los bonos muestran un comportamiento divergente. Algunos autores han identificado que cuando la aversión al riesgo de los inversores es mayor, por ejemplo cuando la volatilidad del mercado aumenta, se suele producir un trasvase de las posiciones financieras de los agentes desde las acciones hacia los bonos; es decir se reducen las posiciones en activos con riesgo y se demandan activos refugio. En esos momentos se observaría una reducción de los precios de las acciones junto con un alza en el precio de los bonos. Simplemente sería una situación de recomposición de las carteras de inversión que implicaría una menor demanda de acciones y mayor de bonos. Esta situación podría reflejar lo ocurrido en verano y otoño del año pasado tanto en EE UU como en países europeos.

Los movimientos divergentes entre los precios de las acciones y los de los bonos parecen indicar un cambio de fase en el ciclo, aunque mientras que los precios de las acciones son un indicador adelantado, los de los bonos parecen comportarse como un indicador retrasado. En la actualidad hay bastantes analistas que se preguntan por una supuesta sobrevaloración de los precios de los bonos. Hay diversos motivos que permiten pensar así.

Por un lado, se encuentra la reacción que han tenido y están teniendo los bonos a las expectativas de deflación, principalmente en la economía de EE UU. Mientras que la inflación supone un deterioro de los activos, una situación de deflación incrementa el valor de los rendimientos de los tenedores de bonos. Si hubiera deflación, los precios de los bonos serían una ganga, lo que ha estimulado su demanda y, por ende, incrementado su precio. La existencia de estas expectativas se ha visto corroborada al producirse una reacción vendedora de bonos cuando la Reserva Federal recortó los tipos menos que lo esperado. Es decir, si no hay deflación, los precios de los bonos pueden estar sobrevalorados.

Otros síntomas de posible sobrevaloración provienen de la reducción de los diferenciales entre la rentabilidad de los bonos de las empresas con los de la deuda pública. Ha sido especialmente elevada la reducción del diferencial de la rentabilidad de los bonos de menor calidad. Desde principios de año hasta ahora esos diferenciales se han reducido a la mitad. Eso indica que los inversores están tomando más riesgo que lo deseado a través de los bonos.

Es reseñable, además, que se está produciendo un movimiento paralelo en los precios de los bonos y los de las acciones, pero que responden a distintas percepciones sobre la situación económica. Mientras que los precios de las acciones parecen reflejar indicios de recuperación, los mayores precios de los bonos reflejan una situación de estancamiento con deflación. Sin embargo, como se ha comentado, muchos analistas están dejando caer la idea de una posible sobrevaloración de los bonos, y ya la semana pasada se empezaron a ver ventas. En similitud con lo que pasa en los mercados bursátiles, los inversores parecen empezar a aprovechar momentos alcistas para deshacer posiciones. Poco a poco se va extendiendo el sentimiento de que el buen momento para los bonos parece estar llegando a su fin.

Aún puede pasar algún tiempo hasta que ese convencimiento se traduzca en caídas de los precios de los bonos. De igual forma que hay un lapso de tiempo entre que se percibe que el momento bajista de las acciones está finalizando y se produce un nuevo alza en las mismas.

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