Berlusconi enfurece a la Eurocámara en su debut
Berlusconi confirmó ayer, en su primera aparición como presidente de la Unión Europea, los presagios de un semestre tumultuoso y caótico para la vida comunitaria. La inauguración de su mandato expuso con toda crudeza las imprevisibles reacciones de la persona que hasta diciembre representará a Europa en la escena internacional.
El primer ministro inició la presentación de su programa de trabajo ante el Parlamento Europeo con un tono 'Ciampi', como lo definió el líder socialista europeo Enrique Barón Crespo, en alusión al mesurado espíritu europeísta del actual presidente de la República Italiana.
'Pero cuando oímos el tono Berlusconi, estamos más preocupados', barruntó Barón la tormenta que se cernía sobre el hemiciclo de Estrasburgo. La capacidad de contención de Berlusconi se limitó, en efecto, a los 33 minutos de lectura de su discurso de presentación, lo que augura trifulcas y malentendidos en el ejercicio de un cargo que no pocas veces exige una reacción en caliente (hasta ayer, Berlusconi hacía meses que no concedía una rueda de prensa).
En el turno de réplica, el líder de Forza Italia obvió intervenciones como la de su correligionario español Gerardo Galeote ('me apresuro a señalar que estamos de acuerdo con el programa de la presidencia italiana'), para buscar el cuerpo del rival y fajarse con todo tipo de tretas.
Berlusconi despreció las primeras protestas de los bancos progresistas tachando a los eurodiputados de 'turistas de la democracia' por no escuchar en silencio al presidente en ejercicio del Consejo de la UE. Pero el repaso de las notas tomadas durante la sesión le ayudó a concretar su ira en el 'signor Schulz'.
'Sé que en Italia un productor está preparando un film sobre los campos nazis de concentración', espetó al socialista alemán Martin Schulz, sentado a escasos metros de él. 'Le sugiero que interprete el papel de kapò término italiano para los judíos que ocupaban cargos en los campos', heló Berlusconi el gesto de los escaños que hasta ese momento le reían sus gracias.
La 'ironía' de Berlusconi, como él mismo calificó unas palabras que se negó repetidamente a rectificar, se desató tan pronto como Schulz rompió con el tono anodino y redundante de la mayoría de las intervenciones. El alemán criticó las declaraciones xenófobas de alguno de los ministros italianos e inquirió sobre las intenciones de la presidencia italiana respecto a la creación de una fiscalía europea y a la entrada en vigor de la orden de búsqueda y captura (que Berlusconi ya bloqueó en su día). El magnate italiano lo interpretó como 'un ataque personal y a Italia'.
El presidente del Parlamento Europeo, el liberal Pat Cox, intentó seguir el curso normal de la sesión ateniéndose al Reglamento de la Cámara, pero su sonrisa meliflua no logró calmar los ánimos. 'El debate ha demostrado las dificultades del semestre que se inicia', improvisó en su turno el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, posible rival de Berlusconi en futuras citas electorales en Italia.
'La ley es igual para todos'
'La ley es igual para todos'. El cartel con el que varios eurodiputados recibieron ayer a Silvio Berlusconi criticaba las leyes aprobadas en Italia para blindar judicialmente al primer ministro. El magnate, involucrado en varios casos de corrupción en España e Italia, defendió esas normas como 'una respuesta' de la democracia 'a quienes aprovechan su condición de funcionario de la justicia para atacar a los enemigos políticos'.Eurodiputados italianos de grupos rivales a Berlusconi le acusaron de intentar trasladar a Europa su blindaje legal, su permisividad en materia medioambiental y su liberalismo económico 'rayano en el libertinaje'. 'Existe una anomalía italiana que corre el riesgo de contagiarse a Europa', advirtió la eurodiputada de Los Verdes, Monica Frassoni.La desconfianza alcanza incluso al programa de inversión pública en infraestructuras que quiere promover Italia. 'Usted que es un empresario de éxito, ¿por qué no suscribe la primera aportación para el puente de Sicilia?', ironizó el socialista Enrique Barón sobre uno de los proyectos candidatos a la financiación comunitaria.