Schröder intenta sortear la crisis bajando los impuestos
Tras un fin de semana de intenso debate en un castillo a las afueras de Berlín, los dos partidos de la coalición de gobierno de Alemania y los jefes de sus grupos parlamentarios apoyaron el plan de Schröder para adelantar la rebaja fiscal.
El canciller explicó que la rebaja, inicialmente diseñada para su aplicación en 2005, supondrá un alivio fiscal próximo a los 18.000 millones de euros en 2004, lo que según sus cálculos se traducirá en un 10% menos de impuestos para el contribuyente y 10.000 millones de euros más en las arcas de las pequeñas y medianas empresas. Para ello, el tipo máximo del impuesto sobre la renta pasará del 48,5% al 42% y el mínimo del 19% al 15%.
Schröder confió en que, con ese recorte, el consumo privado logre impulsar la recuperación de una economía que lleva dos años estancada, a través de la mayor renta disponible. Pero el Gobierno reconoce que la medida, ante todo, busca un efecto psicológico.
'Queremos emitir desde aquí una doble señal y es que el gobierno alemán hace algo por la consolidación financiera pero también algo por impulsar el crecimiento', dijo Schröder al término de dos días de reunión.
La apuesta de Schröder es arriesgada. El canciller anunció que la financiación de la medida en 2004, cuya factura se reparten a partes iguales el Estado y los landers, se llevará a cabo mediante el recorte de subvenciones, venta de propiedades estatales y con un aumento del endeudamiento.
Déficit público
æpermil;se es, precisamente, el punto que más critican los conservadores, cuyo apoyo es decisivo dado que controlan la Cámara Alta del Parlamento, y los economistas, que ponen en duda que Alemania pueda mantener su déficit el año próximo por debajo del 3% del PIB, como exige el Plan de Estabilidad.
El líder conservador, Edmund Stoiber, aseguró ayer que 'con toda seguridad' los estados gobernados por su coalición no aprobarán el proyecto del Gobierno 'tal y como se ha presentado ahora'.
Por su parte, el ministro de Finanzas, Hans Eichel, aclaró que si el plan cumple su objetivo de impulsar el crecimiento el déficit del próximo año alcanzará 'como mucho' el 3%. Sin el plan fiscal, el cálculo para el déficit se sitúa en el 2,3%, siempre y cuando la economía crezca a un ritmo del 2%.
En la calle, el plan tampoco ha sido recibido con gran entusiasmo. Según una encuesta del instituto demoscópico Forsa, tan sólo el 33% de los ciudadanos tiene previsto gastar más tras el recorte de impuesto, mientras que el 58% destinará el dinero extra a ahorrar más o pagar deudas.