Una reforma necesaria
Se acabaron las ayudas a la producción agrícola sin condiciones. Tras un año de intensas negociaciones y un sprint final que se prolongó durante toda la madrugada de ayer, los Quince sellaron un pacto para reformar la política agraria común (PAC) que provocará cambios sustanciales a medio plazo. En juego estaba un paquete de ayudas que ronda los 43.000 millones de euros y cuyos principales beneficiarios son Francia y España, por ese orden. Como es habitual, todos los implicados en este pulso colectivo se declararon vencedores. Incluido el ministro Miguel Arias Cañete, quien aseguró que España recibirá más dinero con el nuevo sistema (un dictamen con el que difieren las agrupaciones agrarias). Pero el ganador indiscutible es el comisario Franz Fischler, que consigue desvincular las ayudas de la producción. Algo que en la jerga comunitaria se conoce como 'desacoplamiento' y que tiene como objetivo dejar de subvencionar la sobreproducción y forzar a los agricultores a que ajusten sus cosechas a las demandas reales del mercado. Producir para vender es la consigna, no para cazar la prima, un fenómeno que en España ha deparado tan tristes ejemplos como el cultivo desmelenado de lino para después quemarlo.
La reforma aprobada ayer no es tan ambiciosa como la propuesta inicialmente por el comisario Franz Fischler, que empezó las negociaciones lanzando un órdago de campeonato: desvincular las ayudas de la producción en un 100%. Al final, la desvinculación afectará inicialmente a un 30% de la producción, para ir aumentando de forma progresiva. Pero se pone la primera piedra en un proceso que, a la larga, será beneficioso para todos. El desacoplamiento de las ayudas introducirá racionalidad en un mercado absolutamente distorsionado y obligará a impulsar planes de desarrollo rural alternativos. Además, las subvenciones 'desacopladas' no son consideradas como distorsionadoras del mercado por la Organización Mundial del Comercio (OMC), con lo cual pueden escapar a los recortes que probablemente se exigirán en la Ronda de Doha.
Con esta reforma en marcha, los Quince podrán acudir a la cita de la OMC en Cancún, el próximo mes de septiembre, 'con los deberes hechos' -eso al menos anotó el propio Fischler-. Los subsidios agrícolas europeos han sido hasta ahora uno de los escollos más difíciles de sortear en las negociaciones para la liberalización del comercio mundial y de los agravios más denunciados por los países en desarrollo.
El acuerdo de ayer supone, además, el primer paso hacia una renacionalización de las ayudas defendida ardientemente por la propia Alemania y por otros socios como Reino Unido y Holanda. Teniendo en cuenta que el presupuesto agrícola comunitario se verá congelado en 2007 y que entonces seremos 25 países para el reparto, los que quieran seguir potenciando su sector agrícola tendrán que buscar fórmulas de incentivo nacionales alternativas a la PAC. La dudosa victoria de Cañete puede ser no sólo pírrica sino también efímera.