Aznar utiliza a Tamayo y Sáez como coartada para atacar a Zapatero
Los diputados regionales expulsados del PSOE Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez enviaron ayer una carta a la presidenta de la Asamblea de Madrid, Concepción Dancausa, en la que le anuncian su apoyo al candidato socialista Rafael Simancas en caso de que llegara a celebrarse una sesión de investidura. Pocas horas después de conocerse esta misiva, el presidente del Gobierno, José María Aznar, preguntaba en el Congreso al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, si mantenía que el escándalo supone 'un golpe antidemocrático' del PP, a la vista del respaldo mostrado por los dos diputados desertores hacia el aspirante socialista a gobernar la Comunidad de Madrid.
Después del gesto de ambos diputados a Aznar no le caben dudas de que lo único que hay detrás de lo ocurrido es 'una lucha entre sectas o entre clanes de un partido, que no es el PP'. El presidente se cebó con Zapatero, al que pidió explicaciones sobre el futuro que aguarda a 'esas basuras y esos despojos', en referencia a los dos diputados. '¡Menuda alternativa la que van a presentar al país!', concluyó Aznar.
En la dirección del PSOE se considera que la trama que ha posibilitado este escándalo va mucho más allá de los nombres que aparecen presuntamente involucrados en la misma e incorporados a la querella, en especial el del secretario general del PP de Madrid, Ricardo Romero de Tejada. 'Este es un misil que ha atravesado la Federación Socialista Madrileña y se ha incrustado directamente en el despacho de Zapatero', describía ayer gráficamente lo ocurrido un alto dirigente socialista, incrédulo ante la posibilidad de que la trama 'se limite a los intereses de dos constructores medianos'. Zapatero comparte también esta tesis y ayer no se arredró ante el ataque de Aznar, al que garantizó que pronto tendrá que rendir cuentas ante el Congreso por el escándalo.
Nuevas elecciones
Para desactivar en lo posible la calculada estrategia de Tamayo, Sáez y quienes les encubren, Rafael Simancas se apresuró ayer a advertir que en ningún caso gobernará Madrid con sus apoyos, pues se limitaría, en todo caso, a convocar nuevas elecciones.
Este último objetivo es el que persigue alcanzar cuanto antes la dirección del PP, consciente de que la disolución de la Asamblea de Madrid encauzará la evolución de este escándalo a través de una dura campaña electoral en la que el PSOE parte en desventaja.