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Justicia

El ex presidente de Imclone, condenado a siete años por información privilegiada

Sam Waksal, ex presidente de la compañía biotecnológica Imclone, es el primer directivo sentenciado a prisión de todos los salpicados por la oleada de escándalos contables que vivió Estados Unidos entre 2001 y 2002. Ayer fue condenado a siete años y tres meses de cárcel por lucrarse en Bolsa con información privilegiada sobre la marcha de los fármacos de Imclone.

Sam Waksal fue sentenciado ayer a siete años y tres meses de cárcel por un delito de información privilegiada y a pagar cuatro millones de dólares entre multas y el pago de los impuestos que evadió en sus compras de obras de arte. El ex presidente de la empresa biotecnológica Imclone se convierte así en el primer condenado tras los escándalos empresariales que se desataron en 2001 tras la suspensión de pagos de Enron.

Waksal también fue el primer ejecutivo al que la policía fue a buscar a su casa para salir de ella esposado. El fiscal del caso, Michael Schachter, había pedido al juez William Pauley que mandara con esta sentencia un mensaje a otros ejecutivos. Waksal solicitó una sentencia menos dura porque su empresa se dedicaba a la lucha contra el cáncer, petición que fue rechazada.

Según el fiscal, Waksal cometió múltiples actos de 'obstrucción a la justicia' mientras se estaba investigando la venta de las acciones de su empresa tras recibir información relevante para su evolución bursátil. Waksal, de 55 años y uno de las personas indispensables en los circuitos de la alta sociedad neoyorquina, pidió durante el juicio que se rebajara su condena, y antes de oírla solicitó el perdón de su familia y empleados. Pero no hubo clemencia.

En diciembre de 2001 Waksal se enteró de que el único medicamento de su empresa, el anticancerígeno Erbitux, podía no lograr la aprobación de las autoridades sanitarias, y ordenó vender acciones. También comunicó la noticia a su entorno familiar y a sus amistades, incluida su hija Aliza, de quien ahora reconoce que 'ni siquiera puedo mirarla a la cara'. El propio Waksal se declaró culpable en octubre de seis delitos que incluían fraude, conspiración para obstruir a la justicia, perjurio y evasión fiscal.

A última hora de ayer los abogados de Waksal no habían hecho público ningún comunicado. No tienen opción de recurrir. En mayo Waksal pactó una multa de 800.000 dólares con la SEC estadounidense.

Irónicamente, el Erbitux empieza a ser ahora un fármaco prometedor y está más claro su camino hacia el mercado. La semana pasada Imclone y su socio Bristol Myers-Squibb anunciaron que volverán a someter a consideración de la FDA la aprobación del cancerígeno, y los avances de este fármaco mostrados en un reciente congreso oncológico de Estados Unidos provocaron que el precio de la acción de Imclone se multiplicase por dos.

Coincidiendo con este anuncio se produjo la tumultuosa comparecencia de una amiga de Waksal, Martha Stewart, en el juzgado para responder por cargos criminales de obstrucción a la justicia por este mismo caso. Stewart es una popular empresaria y estrella de la televisión que, sin embargo, no fue acusada penalmente de información privilegiada, sino de obstrucción a la justicia.

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