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Columna
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El e-DNI, más cerca

El viernes pasado el Consejo de Ministros remitió a las Cortes Generales el proyecto de Ley de Firma Electrónica. ¡Por fin! Es lo menos que se puede exclamar, además de recordar que Josep Piqué había anunciado esa decisión para principios del mes de marzo, como muy tarde.

Hay dos grandes obstáculos para que la sociedad de la información arraigue en España: el desconocimiento por gran parte de la población de cómo se utiliza Internet y de las ventajas que su uso reporta, y la escasez de servicios y contenidos atractivos e innovadores. Para saltar por encima del segundo obstáculo se necesita la ayuda de herramientas como la firma digital y el e-DNI.

El uso creciente de Internet impulsa las relaciones administrativas, profesionales y comerciales con personas a las que no se conoce, y a las que probablemente nunca se conocerá personalmente. La firma digital, un fichero con un certificado digital que se adjunta al correo electrónico y que contiene los datos personales del titular, nombre y apellidos, así como el NIF (para un extranjero el NIE) y una fecha de caducidad, facilita esa relación y permite al receptor de un documento, a ese desconocido al que probablemente nunca conoceremos, tener la seguridad de que su contenido no ha sido alterado en el camino y que el remitente es quien dice serlo.

Vigente en España desde 1999, la firma electrónica ha tenido escaso arraigo social, pues tiene unos 400.000 usuarios y se ha utilizado para poco más que para pagar impuestos por parte de las personas físicas. Una de las grandes novedades de la futura ley es que la firma digital podrán usarla también las personas jurídicas, las empresas, y la otra es que establece un marco básico para crear el documento nacional de identidad electrónico, lo que permitirá a los ciudadanos identificarse y firmar documentos por Internet con el mismo valor que con una firma manuscrita y realizar en la Red todos los trámites administrativos,

Con un diseño similar al DNI actual, el e-DNI, fabricado con policarbonato, será físicamente más parecido a una tarjeta de crédito e incorporará un microchip que servirá para almacenar la firma digital y los datos personales del usuario. Será un medio de identificación tan válido como el popular DNI actual, por lo que podría sustituir a éste. Es más, los ciudadanos que lo deseen deberían poder reconvertir su DNI actual en digital sin tener que esperar a su caducidad

El DNI en España siempre ha servido para acreditar al ciudadano ante otros ciudadanos, por lo que no tendría sentido que el uso del e-DNI se limitara a acreditarle sólo ante las Administraciones públicas. Más allá de la e-Gobernanza, debe servir también para las gestiones profesionales y comerciales con empresas privadas en la Red, contribuyendo así al desarrollo del comercio electrónico. Del e-DNI cabe esperar que se convierta en una killer application, una aplicación rompedora, que dispare la Administración digital y el comercio electrónico, y permita el arraigo en España de la sociedad de la información.

La identidad digital es una de las 21 iniciativas que fueron calificadas de emblemáticas en el Info XXI, el plan de acción que el Gobierno empezó a ejecutar en enero de 2000 para desarrollar la sociedad de la información y que ahora llega a su recta final. Es uno más de los objetivos no cumplidos, que el Gobierno deberá recuperar para el nuevo plan trienal 2004-2006, ahora en gestación.

El reto está en que la Ley de Firma Electrónica se imprima en las páginas del Boletín Oficial del Estado antes de fin de año, y que los primeros e-DNI lleguen al bolsillo de sus usuarios por esas mismas fechas, de modo que a mediados de 2004 empezara la etapa de popularización.

Sería desastroso que, por el retraso acumulado, la disolución de las Cortes por la convocatoria de las elecciones generales se realizara antes de que se hubieran superado todos los trámites parlamentarios.

Para el nuevo Info quedaría el apoyo a la implantación del e-DNI, que no es tarea baladí, pues hay que dotar a la Administración de los medios necesarios para hacerla efectiva y realizar un esfuerzo para mejorar la alfabetización digital, pues muchos ciudadanos, además de no tener infraestructura telemática, carecen de los conocimientos técnicos necesarios para el uso del nuevo documento.

Convendría, además, que los ordenadores incorporasen a su teclado el lector del microchip, necesario para poder usar el e-DNI, en vez de que cada hogar tenga que adquirir un equipo suplementario. Incluso cabe la creación de un NIF digital para las empresas.

Ángel Acebes debe ser más diligente que Josep Piqué y lograr que en pocos meses el e-DNI sea una realidad. Si nos quedamos rezagados en la nueva revolución tecnológica, como país, lo acabaremos pagando caro.

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