El IEE advierte una clara recuperación en España, pero resalta su peligro inflacionista
El presidente del Instituto de Estudios Económicos, Arturo Gil, y su director general, Juan Iranzo, presentaron ayer el
último informe semestral sobre coyuntura económica, que según éste último muestra que "se está consolidando claramente la recuperación económica", ya que la desaceleración "tocó suelo" en el tercer trimestre de 2002.
El documento apunta a que este año, la actividad recaerá sobre todo en la demanda interna, que repuntará hasta el 2,6%, mientras el consumo de los hogares crecerá hasta el 2,4%, al aumentar la renta disponible derivada de la rebaja del IRPF y al darse unas favorables condiciones de financiación junto con la fortaleza del mercado laboral. Respecto a este último aspecto, Iranzó recordó que, en España "no se destruyó empleo" ni en los momentos de mayor desaceleración.
Los "peligros o dudas" residen, según el IEE, en la evolución de la inflación, que a corto y medio plazo "podría restar competitividad". Prevé que la tasa del
Indice de Precios de Consumo (IPC) de diciembre del 2002 a diciembre del 2003 ascienda al 3,2%. También alerta de que aún queda mucho por hacer en ámbitos como el del mercado minorista o el suelo, mientras que en cuanto a privatizaciones, preocupa "la proliferación de empresas públicas patrocinadas sobre todo por las comunidades autónomas y ayuntamientos, tanto de un signo político como de otro".
Alemania y el SARS
Las expectativas económicas a nivel internacional apuntan a "una cierta recuperación" en 2003 hasta alcanzar tasas de crecimiento cercanas al 3,2%, según el IEE, gracias a unos previsibles tipos de interés "muy moderados" y unos precios del petróleo en torno a los 22 dólares.
Confía el instituto en que la situación en Iberoamérica mejore este año, que La India y China registren "un enorme dinamismo" y los mercados bursátiles mejoren en
los próximos meses. No obstante, ve riesgos en el impacto a corto plazo de la denominada neumonía atípica y duda de que EEUU consolide su crecimiento. Eso sí, resalta que será "la única gran locomotora mundial que pueda tirar de la economía". El motor europeo, Alemania, le infunde mayores preocupaciones, derivadas de los costes de su reunificación, su elevado gasto público para subvenciones y "la enorme rigidez" de sus mercados.